La reciente muerte de Dulce Xerach Pérez, a los 56 años, ha dejado una profunda huella en la sociedad canaria. Su fallecimiento, que coincidió con un simulacro de erupción volcánica en Garachico, sorprendió a muchos y generó una avalancha de reacciones en las redes sociales. Dulce, originaria de Tacoronte, fue una figura destacada en la política y la cultura de las Islas Canarias, y su legado perdurará en la memoria colectiva.
### Trayectoria Política y Cultural
Dulce Xerach comenzó su carrera política en la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), donde se destacó por su compromiso con los valores culturales y patrimoniales del Archipiélago. A lo largo de su trayectoria, ocupó diversos cargos, incluyendo Consejera de Cultura del Cabildo y diputada en el Parlamento regional. Su cercanía a figuras políticas como Manuel Hermoso Rojas y Adán Martín marcó su carrera, y su influencia se sintió en múltiples áreas.
Uno de sus mayores logros fue la creación de un centro de arte dedicado a la obra de Óscar Domínguez, un destacado surrealista canario. Además, fue instrumental en la rehabilitación de un antiguo tanque de petróleo en Santa Cruz, que se transformó en un espacio cultural conocido como El Tanque. Este proyecto no solo revitalizó un área urbana, sino que también se convirtió en un símbolo de la fusión entre la cultura contemporánea y el patrimonio industrial.
Dulce siempre mostró una pasión por la cultura, y su deseo de aprender a vivir fuera de la política la llevó a enfocarse en proyectos culturales. En una de sus entrevistas, expresó su anhelo de estar más cerca de la cultura, un mundo que siempre le había apasionado. Su legado en el ámbito cultural es innegable, y su capacidad para conectar con la comunidad y promover el arte será recordada por muchos.
### Impacto en la Comunidad y el Arte
La influencia de Dulce Xerach no se limitó a la política; su amor por la arquitectura y el arte la llevó a colaborar en numerosos proyectos que buscaban dar visibilidad a la cultura canaria. Como abogada y doctora en arquitectura, encontró en el diseño y la construcción una forma de expresar su compromiso con la sociedad. Su matrimonio con el arquitecto Fernando Menis fue un reflejo de esta conexión, y juntos trabajaron en iniciativas que promovieron la cultura en las Islas.
Uno de los momentos más memorables de su carrera fue cuando se convirtió en la madrina del Auditorio de Tenerife. La anécdota de la botella de champán que se resistía a romperse se ha convertido en un símbolo de su carácter perseverante y su capacidad para encontrar el humor en situaciones difíciles. Esta anécdota, contada con una sonrisa, refleja su personalidad vibrante y su amor por la vida.
Dulce también fue una defensora de la recuperación del Círculo de Bellas Artes de Tenerife, un espacio que había caído en el abandono. Su iniciativa para revitalizar este lugar cultural demuestra su compromiso con la comunidad y su deseo de fomentar el arte y la cultura en la región. Su legado se extiende más allá de su vida, ya que su trabajo ha inspirado a muchos a seguir sus pasos en la defensa de la cultura canaria.
La noticia de su fallecimiento ha resonado en toda la comunidad, y muchos han expresado su tristeza por la pérdida de una mujer tan comprometida y apasionada. Personalidades del ámbito político y cultural han compartido sus condolencias, destacando el vacío que deja en la sociedad. La frase de Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias, resuena con fuerza: «Dulce deja un vacío irremplazable».
Dulce Xerach fue más que una política; fue una mujer que dedicó su vida a la cultura y a la defensa de su tierra. Su legado perdurará en cada rincón de las Islas Canarias, y su memoria vivirá en los corazones de aquellos que la conocieron y admiraron su trabajo. Su vida es un recordatorio de la importancia de la cultura y la política en la construcción de una sociedad más rica y diversa.