En el corazón de Playa del Inglés, un nuevo establecimiento ha comenzado a atraer la atención de locales y turistas por igual. La Colmena, un restaurante que fusiona la gastronomía canaria con influencias turcas y griegas, ha sido reinventado por dos emprendedoras, Nayra Farah y Arminda Orellana. Su historia es un testimonio de perseverancia y pasión por la cocina, así como un ejemplo de cómo el arte puede entrelazarse con la gastronomía para crear una experiencia única.
### Un Comienzo Difícil pero Prometedor
Cuando Nayra y Arminda tomaron las riendas de La Colmena, se enfrentaron a una serie de desafíos que habrían desanimado a muchos. Sin fogones y con solo un par de neveras prestadas, el camino hacia la apertura no fue fácil. La situación se complicó aún más cuando, en el día de la inauguración, falló el gas de la plancha, lo que les impidió ofrecer el servicio de mediodía como habían planeado. Sin embargo, estas dificultades no hicieron más que fortalecer su determinación.
Nayra, originaria de San Bartolomé de Tirajana, proviene de una familia con una rica tradición en el sector de la restauración. Desde joven, ha trabajado en diversos negocios familiares, lo que le ha permitido adquirir una valiosa experiencia en el ámbito de la hostelería. Por su parte, Arminda, una auxiliar administrativa de Fuerteventura, siempre ha tenido una conexión especial con la cocina, influenciada por sus padres, quienes han sido apasionados de la gastronomía a lo largo de su vida.
Ambas socias se conocieron hace dos años y medio, y en mayo de 2024 vieron la oportunidad de hacerse cargo de La Colmena, un establecimiento que había estado en funcionamiento durante más de tres décadas. Junto a familiares y amigos, se pusieron manos a la obra para transformar el local, creando un ambiente amplio y luminoso que no solo ofrece comida casera, sino que también celebra el arte.
### Gastronomía y Arte: Una Combinación Única
La propuesta gastronómica de La Colmena es variada y está diseñada para satisfacer los paladares más exigentes. Entre los platos destacados se encuentran las croquetas artesanas de ibéricos y vegetales, el arroz de secreto ibérico con espárragos trigueros y champiñones, y los calamares saharianos con mojo de cilantro. Además, ofrecen una selección de productos gourmet, como quesos, vinos, aceitunas y chocolates belgas, que complementan la experiencia culinaria.
Pero lo que realmente distingue a La Colmena es su enfoque en el arte. Nayra y Arminda han decidido no solo ofrecer comida, sino también crear un espacio donde la cultura y la gastronomía se entrelacen. En las paredes del restaurante, se pueden encontrar cuadros pintados por la sobrina de Nayra, que están disponibles para la venta. Además, organizan talleres de arte, tapas y vinos, donde los participantes pueden disfrutar de una clase de pintura mientras degustan deliciosas tapas y vinos locales.
La apertura oficial del restaurante tuvo lugar el 7 de agosto de 2024, aunque el inicio fue un poco accidentado debido a problemas técnicos. Sin embargo, la primera noche, pudieron atender a sus familiares y amigos, quienes se convirtieron en sus primeros comensales. Desde entonces, Nayra y Arminda han trabajado arduamente para establecerse en el mercado, enfocándose en ofrecer almuerzos y cenas con productos frescos, dejando atrás la oferta de desayunos.
A medida que se acercan a su primer aniversario, ambas emprendedoras hacen un balance positivo de su experiencia. Aunque han enfrentado desafíos, como la disminución del turismo en ciertas épocas del año, se sienten satisfechas con el progreso que han logrado. «Arrancar ha sido duro», comenta Nayra, «pero estamos llegando cada vez más al cliente local, y eso es lo que realmente importa».
La Colmena no solo representa un nuevo capítulo en la vida de Nayra y Arminda, sino que también simboliza la resiliencia y la creatividad en el sector de la restauración en Gran Canaria. Con su enfoque en la calidad de los ingredientes y la fusión de culturas, han logrado crear un espacio que no solo satisface el hambre, sino que también alimenta el alma a través del arte y la comunidad. La historia de La Colmena es un recordatorio de que, con pasión y dedicación, es posible transformar un sueño en realidad, incluso en los momentos más difíciles.