Las playas de Canarias, conocidas por su belleza y atractivo turístico, se han convertido en escenarios de tragedia en los últimos meses. Según un informe reciente, 48 personas han perdido la vida por ahogamiento en lo que va de 2025, lo que representa una ligera disminución en comparación con el año anterior. Sin embargo, la cifra sigue siendo alarmante y pone de manifiesto la necesidad urgente de concienciar sobre la seguridad en el agua.
La imprudencia se ha identificado como la principal causa de estos accidentes. Un 40% de las víctimas mortales se introdujeron en el mar durante períodos de prealerta o alerta, cuando el Gobierno de Canarias había activado avisos por fenómenos costeros adversos. Este comportamiento temerario no solo pone en riesgo la vida de los bañistas, sino que también afecta a los equipos de rescate, que deben arriesgarse para salvar a quienes ignoran las advertencias.
### Estadísticas Alarmantes de Ahogamientos
Durante el mes de septiembre, se registraron 26 incidentes relacionados con el agua, resultando en 9 muertes, lo que iguala el máximo de muertes reportadas en agosto. A lo largo de 2025, la media mensual de muertes por ahogamiento se ha mantenido en 5, una leve mejora respecto a los 6 fallecimientos mensuales del año anterior. Tenerife se posiciona como la isla con el mayor número de muertes, con 14 casos, seguida de Gran Canaria con 13, y otras islas como Lanzarote y Fuerteventura con cifras menores.
Los bañistas representan el 67% de las muertes, mientras que los pescadores y otros grupos constituyen el 17% y el 14%, respectivamente. Este desglose revela que la mayoría de las víctimas son personas que buscan disfrutar del mar, lo que subraya la importancia de la educación sobre seguridad acuática. Además, se han reportado 154 accidentes en total, con un número significativo de personas que han requerido asistencia médica, incluyendo 11 en estado crítico.
Las playas son el entorno más peligroso, acumulando el 54% de los incidentes, seguidas de puertos y zonas costeras con un 19%, y piscinas naturales con un 17%. Esta distribución geográfica de los accidentes destaca la necesidad de vigilancia y medidas de seguridad adecuadas en todos estos espacios.
### El Impacto en Menores y la Necesidad de Educación
Los datos también revelan que los menores de edad no están exentos de este riesgo. En los primeros nueve meses de 2025, 15 menores sufrieron accidentes acuáticos, de los cuales 4 resultaron fatales. Este hecho es particularmente preocupante, ya que indica que la educación sobre seguridad en el agua debe comenzar desde una edad temprana. Las familias y las instituciones educativas tienen un papel crucial en la formación de hábitos seguros en el agua.
Por otro lado, el perfil demográfico de las víctimas muestra que el 73% de los ahogamientos mortales son hombres, lo que sugiere que las campañas de concienciación deben dirigirse especialmente a este grupo. Además, el 67% de los incidentes se produjeron en horario de tarde, lo que podría estar relacionado con un mayor número de bañistas en las playas durante esas horas. Las autoridades deben considerar estos factores al desarrollar estrategias de prevención.
La situación se complica aún más con la desaparición de dos jóvenes en Gran Canaria a finales de septiembre, lo que pone de relieve la urgencia de una respuesta coordinada ante emergencias en el agua. Estos incidentes subrayan la importancia de contar con socorristas capacitados y disponibles en todas las playas, así como la necesidad de que los bañistas respeten las señales y advertencias de seguridad.
La asociación Canarias, 1.500 km de costa ha hecho un llamado a la acción, instando a la población a ser más consciente de los peligros del mar y a seguir las recomendaciones de seguridad. La formación de socorristas y la implementación de programas educativos sobre seguridad acuática son pasos necesarios para reducir el número de tragedias en el futuro.
En resumen, aunque las cifras de ahogamientos en Canarias han mostrado una ligera disminución, la situación sigue siendo crítica. La combinación de imprudencia, falta de educación y la necesidad de una mayor vigilancia en las playas son factores que deben abordarse de inmediato. La vida de muchas personas depende de la capacidad de la comunidad para actuar de manera responsable y consciente en relación con la seguridad acuática.