La situación de los menores extranjeros no acompañados en Canarias ha generado una creciente preocupación entre trabajadores sociales y organizaciones no gubernamentales (ONG). Recientemente, se ha revelado que tres de cada diez de estos menores, que han solicitado asilo o están en proceso de hacerlo, están considerando renunciar a sus derechos. Este fenómeno se debe principalmente al miedo de ser trasladados fuera de las islas, lo que podría significar una ruptura con el entorno que han comenzado a construir en su nuevo hogar.
### Contexto de la Situación Actual
Los menores extranjeros no acompañados que llegan a Canarias, en su mayoría procedentes de países como Malí, enfrentan una serie de desafíos significativos. Según las estadísticas, el 83% de estos menores tiene 16 años y el 90% son varones. Muchos de ellos han encontrado en las islas un lugar donde han podido integrarse, asistir a la escuela y participar en actividades deportivas. Sin embargo, la reciente decisión del Tribunal Supremo de España, que obliga al Estado a integrar a estos menores en el Sistema Internacional de Protección, ha generado incertidumbre sobre su futuro.
El auto del Tribunal Supremo, emitido el 25 de marzo, establece que los menores deben ser evaluados y que se debe elaborar un registro completo de ellos. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha llevado a cabo ninguna evaluación, lo que ha llevado a la comunidad a cuestionar la efectividad de esta medida. El Estado ha argumentado que no hay plazas disponibles en el Sistema Internacional de Acogida y que la organización actual no está diseñada para atender a menores extranjeros no acompañados. Esta situación ha llevado a un aumento en la ansiedad entre los menores, quienes temen que su integración se vea truncada.
La falta de recursos y la saturación de los centros de acogida en Canarias son temas recurrentes en este debate. Aunque el Tribunal Supremo ha respaldado la postura del Gobierno de Canarias sobre el hacinamiento en estos centros, muchas ONG sostienen que la situación no es tan crítica como se presenta. De hecho, argumentan que muchos de estos menores están arraigados en sus comunidades, lo que hace que un traslado a otras regiones sea un «doble castigo» para ellos.
### La Perspectiva de los Menores
La decisión de renunciar a sus derechos de asilo es un reflejo del miedo y la incertidumbre que sienten estos jóvenes. La posibilidad de ser trasladados a otras comunidades autónomas implica no solo la pérdida de su entorno familiar y social, sino también la renuncia a oportunidades educativas y laborales. A partir de los 16 años, los menores tienen la posibilidad de trabajar y continuar su educación, pero si son trasladados, podrían perder estas oportunidades.
Los testimonios de los menores revelan un deseo profundo de permanecer en Canarias, donde han comenzado a construir una vida. Muchos de ellos han hecho amigos, se han integrado en la escuela y han encontrado apoyo en clubes deportivos. La idea de ser separados de este entorno provoca un gran temor, lo que les lleva a considerar la renuncia a su asilo como una opción viable.
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, han manifestado su compromiso de tener en cuenta la opinión de los menores en este proceso. Sin embargo, la falta de claridad sobre el futuro de estos jóvenes sigue siendo un tema de gran preocupación. Las ONG han instado a las autoridades a priorizar el bienestar de los menores y a buscar soluciones que les permitan permanecer en las islas, donde han encontrado un sentido de pertenencia.
La situación de los menores extranjeros no acompañados en Canarias es un reflejo de los desafíos más amplios que enfrenta Europa en relación con la migración y el asilo. Con más de 980 solicitudes de asilo registradas en lo que va del año, Canarias se ha convertido en un punto focal para los migrantes que buscan refugio. La presión sobre los recursos y la infraestructura de acogida es evidente, pero es crucial que las decisiones tomadas no comprometan el futuro de estos jóvenes.
La atención a los menores extranjeros no acompañados debe ser una prioridad, no solo desde una perspectiva legal, sino también desde un enfoque humanitario. La integración de estos jóvenes en la sociedad canaria no solo beneficia a ellos, sino que también enriquece a la comunidad en su conjunto. La búsqueda de soluciones sostenibles y efectivas es esencial para garantizar que estos menores tengan la oportunidad de construir un futuro mejor.