Las autoridades estadounidenses han identificado al responsable de un ataque violento que tuvo lugar durante un evento pro-Israel en Boulder, Colorado, el pasado 2 de junio de 2025. Este incidente, que dejó a seis personas heridas, está siendo investigado como un acto de terrorismo. El atacante, Mohamed Sabry Soliman, de 45 años, utilizó un lanzallamas casero para atacar a un grupo de personas que se habían reunido en una actividad de solidaridad con los rehenes retenidos por Hamás en la Franja de Gaza. Según el FBI, durante el ataque, Soliman gritó «¡Palestina libre!», lo que ha llevado a las autoridades a clasificar el evento como un acto de violencia deliberada.
El agente especial del FBI, Mark Michalek, confirmó que los heridos tienen entre 67 y 88 años, lo que resalta la gravedad del ataque. «Está claro que se trata de un acto de violencia deliberada; el FBI lo está investigando como un acto terrorista», afirmó Michalek en una rueda de prensa. Las autoridades locales han indicado que se presentarán cargos contra Soliman en los próximos días, aunque el fiscal del distrito de Boulder, Michael Dougherty, no ha especificado los delitos que se le imputarán. «Hay varias opciones, pero lo más importante ahora es que estemos completamente unidos para asegurarnos de que rinda cuentas», agregó Dougherty.
La respuesta inmediata de las autoridades se produjo tras recibir llamados de emergencia en el área de Pearl Street, donde se estaba llevando a cabo la protesta pacífica a favor de Israel. La organización Anti-Defamation League (ADL), que se dedica a combatir el antisemitismo y promover políticas pro-Israel, confirmó que el ataque ocurrió durante un evento de la comunidad judía que pedía la liberación de los rehenes. Este evento era parte de una caminata que se realiza periódicamente desde el inicio del conflicto en Gaza, el 7 de octubre, en solidaridad con el sufrimiento de los rehenes.
La violencia en Boulder ha suscitado una fuerte reacción entre los políticos locales y nacionales. El gobernador de Colorado, Jared Polis, calificó el ataque como un acto de odio, expresando sus pensamientos hacia las víctimas y sus familias. «Los actos de odio, de cualquier tipo, son inaceptables», escribió Polis en una publicación en redes sociales. Por su parte, Hakeem Jeffries, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, fue más allá al calificar el ataque como «antisemita», afirmando que «el antisemitismo no tiene cabida en EE.UU. ni en ningún lugar del mundo. Debe ser erradicado».
Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión en Estados Unidos en relación con el conflicto entre Israel y Palestina. Menos de dos semanas antes del ataque en Boulder, un joven identificado como Elías Rodríguez, de 30 años, había asesinado a dos empleados de la embajada de Israel en Washington D.C. Rodríguez, quien también expresó su apoyo a Palestina, abrió fuego contra las víctimas, lo que ha llevado a un aumento de la preocupación por la seguridad de la comunidad judía en el país. En su manifiesto, Rodríguez expresó su rechazo al apoyo de EE.UU. a Israel y su frustración por la guerra en Gaza, lo que ha generado un clima de miedo y ansiedad entre las comunidades afectadas.
La comunidad judía en Boulder y en otras partes de Estados Unidos ha estado en alerta máxima desde el inicio del conflicto en Gaza, y este ataque ha intensificado las preocupaciones sobre la seguridad y el aumento del antisemitismo. Las autoridades locales han aumentado la vigilancia en eventos relacionados con la comunidad judía y han instado a los ciudadanos a reportar cualquier actividad sospechosa. La ADL ha instado a los líderes políticos a condenar enérgicamente el antisemitismo y a trabajar juntos para combatir la violencia y el odio en todas sus formas.
El ataque en Boulder es un recordatorio sombrío de que la violencia y el odio pueden surgir en cualquier momento, especialmente en un clima de polarización política y social. La comunidad judía, que ha enfrentado históricamente el antisemitismo, se encuentra nuevamente en el centro de un debate nacional sobre la violencia y la intolerancia. Las autoridades y los líderes comunitarios están trabajando para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, independientemente de su origen o creencias, y para promover un diálogo constructivo que ayude a sanar las divisiones en la sociedad.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, la comunidad espera que se tomen medidas efectivas para prevenir futuros actos de violencia y para abordar las raíces del odio que han llevado a este trágico incidente. La lucha contra el antisemitismo y la violencia en todas sus formas es una responsabilidad compartida que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad. La esperanza es que, a través de la educación y el diálogo, se pueda construir un futuro más pacífico y tolerante para todos.