La reciente muerte de Abdoulie Bah, un joven gambiano de 19 años, a manos de la Policía Nacional en el aeropuerto de Gran Canaria ha desatado una ola de reacciones y tensiones en la comunidad migrante de las islas. Este trágico suceso, que ocurrió cuando Bah atacó a un agente con un cuchillo de cocina, ha generado un debate intenso sobre la actuación de las fuerzas de seguridad y la percepción de la violencia en la sociedad canaria.
La Unión Federal de Policía (UFP) y la Confederación Española de Policía (CEP) han expresado su preocupación por las declaraciones que califican la muerte de Bah como un «asesinato». Según estas organizaciones, tales afirmaciones no solo distorsionan la realidad, sino que también pueden incitar al odio hacia la Policía entre la comunidad migrante. En sus comunicados, los sindicatos han solicitado un respaldo público inmediato a los agentes involucrados, argumentando que actuaron en defensa propia y en cumplimiento de su deber.
### Reacciones de la comunidad migrante
La muerte de Abdoulie Bah ha movilizado a diversas organizaciones de migrantes en Canarias, que han convocado manifestaciones para exigir justicia y una investigación transparente sobre los hechos. En una de estas protestas, celebrada ante la Delegación del Gobierno en Las Palmas de Gran Canaria, se reunieron alrededor de 500 personas que clamaban por respuestas y reparación. Las organizaciones han denunciado que el uso de la fuerza por parte de la Policía no puede ser justificado y han pedido que se tomen medidas para evitar que incidentes similares se repitan en el futuro.
El incidente ha puesto de relieve las tensiones existentes entre las fuerzas de seguridad y la comunidad migrante en Canarias. Muchos migrantes sienten que son objeto de discriminación y violencia por parte de la Policía, lo que ha llevado a un clima de desconfianza y hostilidad. Las declaraciones de los sindicatos policiales, que consideran inaceptable que se acuse a los agentes de actuar por motivos raciales, han intensificado el debate sobre la relación entre la Policía y las comunidades migrantes en las islas.
### La respuesta institucional y el contexto social
El Gobierno de Canarias se ha visto obligado a intervenir en este conflicto, y ha instado a la calma y al diálogo entre las partes. Sin embargo, la situación es compleja, ya que las tensiones raciales y sociales en la región han aumentado en los últimos años, especialmente con el incremento de la llegada de migrantes a las islas. La percepción de inseguridad y la necesidad de proteger a la ciudadanía han llevado a un enfoque más agresivo por parte de las fuerzas de seguridad, lo que a su vez ha alimentado la desconfianza entre los migrantes.
La investigación judicial sobre el incidente en el aeropuerto de Gran Canaria está en marcha, y se espera que las cámaras de seguridad del recinto proporcionen información crucial sobre la proporcionalidad de la respuesta policial. Mientras tanto, los sindicatos de policía han defendido la actuación de los agentes, argumentando que su vida y la de otros pasajeros estaban en peligro en el momento del ataque.
El caso de Abdoulie Bah ha puesto de manifiesto la necesidad de un enfoque más humano y comprensivo hacia la migración y la seguridad en Canarias. Las organizaciones de derechos humanos han instado a las autoridades a revisar sus protocolos de actuación y a garantizar que se respeten los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de su origen.
En este contexto, es fundamental que se establezca un diálogo constructivo entre las fuerzas de seguridad y la comunidad migrante. La creación de espacios de encuentro y la promoción de la convivencia pacífica son esenciales para abordar las tensiones y construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. La situación actual en Canarias es un recordatorio de que la seguridad no debe lograrse a expensas de la dignidad y los derechos humanos de las personas, y que es posible encontrar un equilibrio entre la protección de la ciudadanía y el respeto a los derechos de los migrantes.
La muerte de Abdoulie Bah es un trágico recordatorio de los desafíos que enfrenta la sociedad canaria en su conjunto. La forma en que se maneje este caso y las respuestas que se den a las demandas de justicia y reparación serán cruciales para el futuro de la convivencia en las islas. La comunidad migrante, que ha contribuido de manera significativa a la economía y la cultura de Canarias, merece ser escuchada y respetada, y es responsabilidad de todos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa.