En el encantador pueblo de Fornalutx, enclavado en la majestuosa Serra de Tramuntana en Mallorca, se encuentra un restaurante que no solo ofrece comida, sino una experiencia culinaria única: Ritma. Este establecimiento, dirigido por el apasionado chef Marcos Servera, se ha convertido en un referente gastronómico que combina la tradición con la innovación, todo en un entorno natural que invita a disfrutar de cada bocado.
### La Historia de un Chef Apasionado
Marcos Servera, a sus 44 años, ha recorrido un camino poco convencional. Antes de dedicarse a la cocina, trabajó en una multinacional holandesa, donde su labor consistía en crear ambientes sonoros para negocios en todo el mundo. Sin embargo, el llamado de la gastronomía fue más fuerte, y decidió dejar atrás esa vida para seguir su verdadera pasión: la cocina. Este cambio radical lo llevó a Fornalutx, donde encontró su hogar en la terraza del Hotel Can Verdera, un lugar que se ha convertido en el escenario perfecto para su arte culinario.
La cocina de Ritma es un reflejo de la vida de Servera, quien ha sabido combinar su amor por la naturaleza con la gastronomía. En su diminuta cocina, cada plato es una obra maestra que rinde homenaje a los productos locales y a las memorias de su infancia, especialmente las recetas de su abuela materna. Este enfoque personal y emocional se traduce en una carta que cambia según la disponibilidad de los ingredientes, garantizando frescura y calidad en cada plato.
### Un Menú que Celebra la Tradición y el Producto Local
La propuesta gastronómica de Ritma es un viaje a través de los sabores del Mediterráneo y el Atlántico. Cada mañana, Servera se dirige a Palma para seleccionar personalmente los pescados y mariscos que adornarán su menú. Este compromiso con la calidad se refleja en una carta breve pero impactante, donde cada plato cuenta una historia.
Entre las delicias que se pueden degustar en Ritma se encuentran el exquisito pez araña de Mallorca, que se presenta con huevas de caviar cítrico y una salsa de tamarindo que realza su sabor. La gamba ‘vermella’, un clásico de la isla, es otro de los protagonistas, ofreciendo una experiencia pura y auténtica del mar. Además, la serviola, también conocida como pez limón, se cocina al horno con ajos tiernos, creando una combinación de sabores que deleita a los comensales.
El menú no se limita solo a los mariscos; también incluye opciones carnívoras que, aunque son escasas, son memorables. La croqueta de ‘porc negre’ y ‘gambusí’ es un bocado cremoso que encapsula la esencia del mar y la montaña de Mallorca. Por otro lado, el tartar de rabillo madurado, coronado con una yema de huevo frito, es un plato que no se puede dejar de probar.
Entre las especialidades más aclamadas se encuentran el arroz con pescado del día, el adictivo mosquito de mar y el calamar de la isla, todos ellos elaborados con un enfoque en la calidad del producto. Además, los comensales pueden disfrutar de una tosta de tortilla con salsa ‘yakitori’ y un ‘kimchi’ casero, un ceviche refrescante servido en sorbete con espuma de mango, y unas gyozas que fusionan mar y tierra con carabinero, sobrasada y chucrut. Cada plato es una celebración de la creatividad y el respeto por los ingredientes.
Para culminar la experiencia, los postres son igualmente impresionantes. El tocinillo de cielo ahumado, las trufas de chocolate de Maüa y una selección de quesos que unen las tradiciones de Mallorca y Galicia son solo algunas de las delicias que esperan a los comensales al final de la comida.
La experiencia en Ritma no solo se trata de la comida; es un viaje sensorial que se disfruta bajo las estrellas, donde el sonido del aceite en la sartén reemplaza a la música enlatada que una vez llenó la vida de Servera. Con un ticket medio de 60 euros, cada visita a este restaurante es una oportunidad para sumergirse en el sueño de un hombre que ha encontrado su verdadero ritmo en la cocina. Ritma no es solo un restaurante; es un latido culinario que resuena en el corazón de la Tramuntana mallorquina.