Los dientes de dinosaurios que datan de los períodos Cretácico y Jurásico han brindado a los científicos una nueva ventana al clima prehistórico del planeta. Al estudiar un isótopo de oxígeno en los fósiles, un equipo de investigadores ha logrado reconstruir las características del aire que respiraban estas gigantescas criaturas hace millones de años. Este análisis no solo proporciona información sobre la vida de los dinosaurios, sino que también ofrece una perspectiva sobre las condiciones climáticas de la Tierra en épocas remotas.
Un equipo internacional de investigadores de las universidades alemanas de Göttingen, Mainz y Bochum ha desarrollado un método innovador para reconstruir los niveles de dióxido de carbono atmosférico y la actividad fotosintética en el Mesozoico. Este enfoque se basa en la proporción de isótopos de oxígeno preservados en el esmalte dental de ejemplares procedentes de América del Norte, África y Europa. La clave de este nuevo método radica en el estudio del oxígeno-17, un isótopo raro cuya concentración en la atmósfera se refleja en el agua presente en el cuerpo de los vertebrados y, por ende, en los minerales que forman su esmalte dental.
### Huellas del Aire Prehistórico
Mediante espectrometría de alta precisión, los científicos han determinado cómo variaba la proporción de este isótopo en función de las fluctuaciones de CO₂ y de la intensidad de la fotosíntesis global. Según los resultados obtenidos, incluso tras 150 millones de años, la huella isotópica del aire mesozoico persiste en los dientes de los fósiles. En el Jurásico tardío, hace unos 150 millones de años, la atmósfera contenía alrededor de 1.200 partes por millón (ppm) de CO₂, aproximadamente cuatro veces más que los niveles preindustriales actuales. Durante el Cretácico tardío, entre 73 y 66 millones de años atrás, los valores rondaban las 750 ppm, casi el triple de los 430 ppm estimados en la actualidad. Estos datos confirman la persistencia de concentraciones elevadas de gases de efecto invernadero en los ecosistemas mesozoicos.
El estudio también identificó picos isotópicos extraordinarios en dientes de dos ejemplares concretos: un Tyrannosaurus rex y un Kaatedocus siberi. Estas anomalías apuntan a episodios de emisión masiva de CO₂ vinculados a grandes erupciones volcánicas, capaces de desencadenar cambios climáticos abruptos en escalas de tiempo geológicas cortas. La investigación sugiere que la actividad volcánica intensa y la fotosíntesis exacerbada fueron factores clave en la dinámica climática de la época.
### Implicaciones para la Comprensión del Clima Antiguo
Los hallazgos de este estudio no solo son fascinantes desde una perspectiva paleontológica, sino que también tienen implicaciones significativas para la comprensión del clima antiguo y su relación con la vida en la Tierra. La productividad fotosintética terrestre y acuática durante el Mesozoico fue, en promedio, el doble de la contemporánea, lo que se atribuye a los altos niveles de CO₂ y a las temperaturas elevadas que caracterizaban a aquella Tierra primitiva dominada por dinosaurios. Esta exuberante actividad vegetal contribuyó a la dinámica climática de la época, reforzando ciclos de retroalimentación entre atmósfera, biosfera y geología.
A partir del potencial de su nueva herramienta, los investigadores planean aplicar el mismo método a los dientes fosilizados de vertebrados que vivieron durante el evento de extinción del Pérmico-Triásico, conocido como “La Gran Mortandad”. El objetivo es desentrañar cómo afectaron los cambios atmosféricos catastróficos al colapso de la vida terrestre hace 252 millones de años. Este enfoque podría proporcionar una comprensión más profunda de cómo las condiciones ambientales extremas influyeron en la biodiversidad y la evolución de las especies en la Tierra.
Los avances en la investigación sobre el clima prehistórico a través del análisis de dientes de dinosaurios no solo enriquecen nuestro conocimiento sobre estos fascinantes reptiles, sino que también ofrecen una perspectiva valiosa sobre cómo los cambios en la atmósfera pueden afectar la vida en el planeta. A medida que los científicos continúan explorando estos antiguos ecosistemas, se espera que surjan más descubrimientos que ayuden a desentrañar los misterios del pasado y su relevancia para el presente y el futuro.