El presidente ruso, Vladímir Putin, ha hecho una oferta significativa a Estados Unidos para extender por un año los límites establecidos en el New START, el último tratado de control de armas nucleares entre ambas naciones. Esta propuesta se presenta en un momento crítico, ya que el acuerdo está programado para expirar en febrero de 2026 y, de hecho, ya se encuentra en un estado de congelación debido a las tensiones geopolíticas actuales.
### Contexto del New START y su Importancia
El New START, que significa ‘nuevo inicio’, fue firmado en 2010 durante un periodo de acercamiento entre Estados Unidos y Rusia, bajo la presidencia de Barack Obama y su homólogo Dmitri Medvédev. Este tratado limitó el número de ojivas nucleares desplegadas a 1.550 por cada país y estableció restricciones sobre los lanzadores, que incluyen misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos. La prórroga del acuerdo en 2021 por cinco años fue un paso crucial para mantener un control sobre las armas nucleares en un mundo cada vez más inestable.
Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente en los últimos años. La pandemia de COVID-19 interrumpió las inspecciones presenciales que eran parte del acuerdo, y en 2022, Rusia anunció su retirada de los mecanismos de verificación, lo que llevó a Washington a calificar esta decisión como ilegal. Desde entonces, el intercambio de información sobre las fuerzas estratégicas ha cesado, lo que ha generado preocupaciones sobre la falta de transparencia y el aumento de la desconfianza entre ambas potencias.
Putin, en su reciente declaración, enfatizó que su oferta de extender el tratado está condicionada a que Estados Unidos actúe de manera similar y no tome medidas que puedan desestabilizar el equilibrio de disuasión existente. Este enfoque sugiere un intento de Rusia por mantener un diálogo abierto, a pesar de las tensiones actuales, y evitar una nueva carrera armamentista que podría tener consecuencias devastadoras para la seguridad global.
### Implicaciones Geopolíticas y el Gasto Militar Ruso
La propuesta de Putin se produce en un contexto de creciente gasto militar en Rusia, impulsado en gran parte por la guerra en Ucrania. La contención en el ámbito nuclear podría permitir a Rusia concentrar sus recursos en la invasión de territorio ucraniano, lo que plantea un dilema para los líderes occidentales. Por un lado, aceptar la oferta de Putin podría ser visto como un paso hacia la desescalada; por otro, podría interpretarse como una señal de debilidad ante un agresor que ha mostrado una disposición a desafiar las normas internacionales.
Donald Trump, ex presidente de EE.UU., ha expresado su frustración por la falta de acción de Putin para poner fin a la guerra en Ucrania, lo que añade otra capa de complejidad a la situación. La oferta de Putin podría ser vista como un gesto diplomático, pero también como una maniobra estratégica para ganar tiempo y recursos en un conflicto que ha desgastado a ambos lados.
A lo largo de las últimas dos décadas, muchos acuerdos de control de armas han sido abandonados. En 2019, Estados Unidos se retiró del tratado INF de misiles de medio alcance, alegando violaciones por parte de Rusia, y Moscú respondió con su propia retirada. En 2023, Rusia se retiró del tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa, y otros acuerdos, como el de Cielos Abiertos y el ABM, también han quedado obsoletos. Esta tendencia a la desintegración de los acuerdos de control de armas plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la estabilidad global.
La oferta de Putin para extender el New START podría ser vista como un último intento de mantener un marco de control sobre las armas nucleares en un mundo donde los acuerdos se desmoronan. Sin embargo, la falta de disposición de Rusia para reanudar las inspecciones y el intercambio de información sugiere que la confianza entre las dos naciones sigue siendo extremadamente frágil. La situación actual requiere un enfoque cuidadoso y estratégico por parte de ambas partes para evitar que la escalada de tensiones lleve a un conflicto aún más amplio.