El próximo 18 de mayo de 2025, Portugal se enfrenta a unas elecciones parlamentarias que prometen ser decisivas en el futuro político del país. Estas elecciones son las segundas en poco más de un año y las cuartas en un periodo de cinco años y medio, marcadas por la inestabilidad y la controversia. La reciente dimisión del primer ministro conservador Luís Montenegro, tras perder una moción de confianza debido a una investigación judicial que afecta a su familia, ha llevado al país a un nuevo ciclo electoral. Esta situación recuerda a la crisis política que llevó a la dimisión del socialista António Costa a finales de 2023, quien fue posteriormente absuelto de los cargos que motivaron su salida.
**El Contexto Político Actual**
La actual legislatura ha estado marcada por escándalos y tensiones, lo que ha llevado a un clima de incertidumbre entre los votantes. La coalición Alianza Democrática, liderada por Montenegro, se enfrenta a un panorama complicado. Las encuestas indican que, aunque la coalición podría ganar escaños, no alcanzaría una mayoría absoluta en la Asamblea de la República, que se establece en 116 diputados. Esto obligaría a Montenegro a considerar alianzas con otros partidos, incluyendo la extrema derecha de Chega, que ha visto un aumento en su popularidad tras los escándalos que han afectado a otros partidos.
El Partido Socialista, bajo el liderazgo de Pedro Nuno Santos, ha intentado moderar su imagen para atraer a un electorado más amplio, pero las proyecciones sugieren que no tendría opciones viables para formar gobierno, incluso si mantiene su número de escaños. La situación es compleja, ya que la posibilidad de un pacto con Chega podría resultar en una polarización aún mayor del panorama político portugués.
**Las Encuestas y su Impacto en la Campaña**
Las encuestas recientes, recopiladas por diversas fuentes, colocan a la Alianza Democrática en la delantera, con una ventaja de más de cuatro puntos sobre el Partido Socialista. Sin embargo, el contexto es volátil. A medida que se acercan las elecciones, la popularidad de Chega ha ido en aumento, lo que podría cambiar el equilibrio de poder en la Asamblea. El partido, liderado por André Ventura, ha logrado captar la atención de un electorado cansado de los escándalos políticos y en busca de alternativas a los partidos tradicionales.
El impacto de estas encuestas es significativo, ya que no solo influyen en la estrategia de campaña de los partidos, sino que también pueden afectar la percepción pública. La Alianza Democrática, a pesar de su posición favorable en las encuestas, debe navegar cuidadosamente para evitar que los escándalos judiciales que han afectado a Montenegro y a su familia erosionen su base de apoyo. Por otro lado, el Partido Socialista, que ha intentado reposicionarse en el centro, se enfrenta al desafío de convencer a los votantes de que es una opción viable en un contexto donde la extrema derecha está ganando terreno.
La situación se complica aún más por la falta de opciones claras para formar un gobierno estable. Los liberales, que podrían haber sido un aliado potencial para Montenegro, parecen no tener la fuerza suficiente para proporcionar una mayoría sin el apoyo de Chega. Al mismo tiempo, las minorías de izquierda no tienen la capacidad de neutralizar una mayoría conservadora, lo que deja a Portugal en una encrucijada política.
A medida que se acerca el día de las elecciones, la atención se centra en cómo los votantes responderán a este clima de incertidumbre y escándalos. Las decisiones que tomen en las urnas no solo determinarán quién liderará el país en los próximos años, sino que también definirán el rumbo político de Portugal en un momento crítico de su historia reciente. Las elecciones del 18 de mayo no son solo una prueba de fuerza entre partidos, sino un reflejo de la voluntad del pueblo portugués en un contexto de creciente polarización y desconfianza hacia las instituciones políticas.