Las carreteras de Gran Canaria están experimentando un cambio significativo en la regulación del tráfico, gracias a la reciente decisión de la Dirección General de Tráfico (DGT) de implementar un sistema más riguroso de control de velocidad. Este nuevo enfoque incluye la instalación de radares de tramo, dispositivos que han generado tanto interés como controversia entre los conductores locales. Uno de los radares más comentados se encuentra en la carretera GC-23, cerca del centro comercial La Ballena, en Las Palmas de Gran Canaria. Este radar, que ha sido diseñado para ser menos visible, busca disuadir a los conductores de exceder los límites de velocidad establecidos, contribuyendo así a mejorar la seguridad vial en una de las vías más transitadas de la isla.
La ubicación del nuevo radar de la GC-23 es estratégica. Situado en el kilómetro 4, justo antes de la salida 3 A-B, este dispositivo está camuflado detrás de una señal de tráfico, lo que ha sorprendido a muchos conductores que transitan por la zona. Para identificarlo, los conductores deben prestar atención a un cartel azul que indica la salida a 400 metros, ya que el radar se encuentra bajo un puente y cuenta con paneles solares en su parte superior, lo que lo hace más visible. La velocidad máxima permitida en este tramo es de 80 km/h, y cualquier vehículo que supere los 86 km/h será sancionado. Este sistema de radar de tramo mide la velocidad media de los vehículos entre dos puntos: la entrada y la salida del tramo controlado.
### La Importancia de la GC-23 en el Tráfico de Gran Canaria
La carretera GC-23, conocida como la autovía Santa Catalina-Lomo Blanco, es una de las arterias más importantes de Las Palmas de Gran Canaria. Con un tráfico diario que oscila entre 50,000 y 100,000 vehículos, su relevancia en la movilidad de la ciudad es indiscutible. Esta vía conecta el barrio de Guanarteme con la GC-3, facilitando el acceso a diversas áreas de la ciudad. Además, su recorrido incluye los túneles de La Ballena, que se extienden por aproximadamente 900 metros, lo que hace que el control de velocidad en esta zona sea crucial para garantizar la seguridad de todos los usuarios de la carretera.
La implementación de estos nuevos radares de tramo no es un hecho aislado. La DGT ha incorporado otros dispositivos de control en diferentes puntos de la isla, incluyendo la GC-3, en dirección sur, y la GC-1, tanto en dirección norte como sur. También se han instalado radares en la GC-2, que conecta la capital con Agaete, y en la GC-31. Este esfuerzo por parte de la DGT refleja una creciente preocupación por la seguridad vial en las carreteras canarias, donde los accidentes de tráfico han sido un problema recurrente.
### Funcionamiento de los Radares de Tramo
Los radares de tramo funcionan de manera diferente a los radares fijos tradicionales. En lugar de medir la velocidad en un solo punto, estos dispositivos calculan la velocidad media de un vehículo a lo largo de un recorrido específico. En el primer punto de control, se instala una cámara con visión infrarroja que registra la matrícula del vehículo y la hora exacta de su paso. En el segundo punto, otro dispositivo repite el proceso. Un sistema informático central compara el tiempo transcurrido entre ambos puntos y la distancia. Si el tiempo registrado indica que el vehículo ha superado el límite de velocidad permitido, se genera automáticamente una multa.
Este método de control ha demostrado ser efectivo en la reducción de la velocidad media de los vehículos en tramos donde se han instalado. La DGT ha señalado que la implementación de radares de tramo ha contribuido a disminuir el número de accidentes de tráfico, así como a mejorar la percepción de seguridad entre los conductores. Sin embargo, la polémica persiste, ya que algunos conductores consideran que la ubicación de estos radares, especialmente cuando están camuflados, puede resultar engañosa y poco ética.
La DGT ha defendido su estrategia, argumentando que el objetivo principal es la seguridad vial y la reducción de accidentes. La instalación de radares de tramo es parte de un enfoque más amplio que incluye campañas de concienciación sobre la importancia de respetar los límites de velocidad y las normas de tráfico. Además, se están realizando esfuerzos para educar a los conductores sobre cómo funcionan estos dispositivos y la lógica detrás de su implementación.
En resumen, la reciente instalación de radares de tramo en Gran Canaria representa un paso significativo hacia un control más efectivo de la velocidad en las carreteras de la isla. Con un enfoque en la seguridad vial y la reducción de accidentes, la DGT busca crear un entorno más seguro para todos los usuarios de la carretera. A medida que estos dispositivos se vuelven más comunes, es probable que los conductores se adapten a las nuevas normativas y se conviertan en defensores de una conducción más responsable y segura.
