La situación de los menores migrantes no acompañados en España ha alcanzado niveles críticos, especialmente en regiones como Canarias, donde los recursos disponibles han sido superados por la llegada masiva de jóvenes en busca de un futuro mejor. Ante esta realidad, el Gobierno español ha propuesto un nuevo borrador de decreto que establece un protocolo para la reubicación de estos menores, con el objetivo de optimizar la respuesta institucional y garantizar el bienestar de los niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
**Contexto Actual de los Menores Migrantes en Canarias**
Canarias se ha convertido en un punto de llegada para miles de migrantes, incluyendo a un número significativo de menores no acompañados. Actualmente, la región alberga a aproximadamente 5.600 de estos jóvenes, lo que representa una carga que triplica la capacidad de acogida ordinaria de las islas. Esta situación ha llevado a las autoridades a considerar la implementación de un protocolo que permita la reubicación de estos menores a otras comunidades autónomas que puedan ofrecerles mejores condiciones de vida y atención.
El nuevo borrador establece que las comunidades autónomas en situación de «contingencia migratoria extraordinaria» podrán reubicar a los menores en un plazo máximo de 15 días desde su llegada. Esta medida busca no solo aliviar la presión sobre los recursos de Canarias, sino también asegurar que los menores reciban la atención y el apoyo que necesitan. El protocolo incluye la participación de varios ministerios, como el de Infancia, Interior, Migraciones y Política Territorial, lo que refleja la complejidad de la situación y la necesidad de una respuesta coordinada.
**Detalles del Protocolo de Reubicación**
El protocolo detalla los pasos a seguir para la reubicación de menores migrantes no acompañados. Uno de los aspectos más relevantes es que la comunidad de origen será la encargada de entrevistar a los menores y de gestionar su traslado, mientras que el Estado asumirá los costos asociados a este proceso. Esto implica que, aunque la comunidad de llegada debe realizar una evaluación del menor, la responsabilidad económica recae en el Gobierno central.
El procedimiento se inicia con la inscripción del menor en el Registro de Menores Extranjeros No Acompañados. A partir de ahí, la Subdelegación del Gobierno o la Secretaría General de la Delegación del Gobierno propondrá una ubicación para el menor, teniendo en cuenta su interés superior. Este proceso debe completarse en un plazo máximo de diez días desde la llegada del menor a la comunidad de origen.
Si un menor se opone a su traslado, se activará un protocolo que involucra a la Fiscalía, que deberá emitir un informe en un plazo de dos días. Esto asegura que se respeten los derechos del menor y que su opinión sea considerada en el proceso de reubicación. Además, se establece que la comunidad de llegada debe notificar a la comunidad de destino con 48 horas de antelación sobre el traslado, lo que permite a las autoridades prepararse para recibir al menor adecuadamente.
El borrador también contempla la posibilidad de que existan mecanismos de coordinación entre las administraciones de origen y destino, lo que podría facilitar el proceso y asegurar que se cumplan las normativas establecidas. En caso de que la comunidad de destino se niegue a recibir al menor, se prevé que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado intervengan para garantizar que el menor sea entregado a la entidad pública de protección de menores correspondiente.
**Atención Especializada y Recursos Adecuados**
El nuevo protocolo no solo se centra en la reubicación, sino que también enfatiza la importancia de proporcionar atención especializada a los menores migrantes. Se reconoce que cada menor tiene necesidades únicas, y el decreto establece que se deben asignar recursos de protección adecuados a sus condiciones personales. Esto incluye atención a aquellos que han sido víctimas de trata, a los niños con discapacidad y a aquellos que presentan situaciones de vulnerabilidad.
La atención a la salud, la educación y el bienestar emocional de estos menores es fundamental para su integración en la sociedad. Por ello, el protocolo busca garantizar que los menores reciban el apoyo necesario desde el momento de su llegada a la nueva comunidad. La colaboración entre diferentes ministerios y administraciones es clave para asegurar que se implementen las mejores prácticas en la atención a estos jóvenes.
La implementación de este protocolo representa un paso significativo hacia la mejora de las condiciones de vida de los menores migrantes en España. A medida que se avanza en su desarrollo, es crucial que se mantenga un enfoque centrado en los derechos de los menores y en la necesidad de proporcionarles un entorno seguro y acogedor.