El descenso de la UD Las Palmas ha dejado una huella profunda en la afición y en la historia del club. La temporada 2025 se ha cerrado con un balance desolador: solo dos victorias en 20 jornadas y una posición en la tabla que refleja la falta de competitividad del equipo. La situación se ha vuelto insostenible, y las críticas hacia la gestión del club y las decisiones arbitrales han aumentado. La afición, que ha apoyado al equipo incondicionalmente, se siente traicionada y decepcionada por los resultados y la falta de autocrítica de los directivos.
La jornada 38 fue un claro ejemplo de la debacle. La UD Las Palmas se enfrentó al Espanyol y, una vez más, se vio perjudicada por decisiones arbitrales que han marcado la temporada. La frustración de los jugadores y del cuerpo técnico se hizo evidente, y la rueda de prensa de Diego Martínez, que duró apenas dos minutos, fue un reflejo de la impotencia que se siente en el club. Las palabras de Martínez, que intentaron justificar el rendimiento del equipo, sonaron vacías ante la realidad de los números: 61 goles en contra y 22 derrotas son cifras que no se pueden ocultar.
La afición ha sido un pilar fundamental durante esta temporada, con más de 437,000 espectadores apoyando al equipo en el Estadio Gran Canaria. Sin embargo, el rendimiento del equipo ha dejado mucho que desear. La falta de victorias en casa y la incapacidad para competir con otros equipos de la liga han llevado a la UD Las Palmas a una situación crítica. La gestión de la cantera ha sido otro punto de controversia. A pesar de contar con jóvenes talentos, la dirección del club ha optado por fichajes que no han dado resultado, dejando de lado a los jugadores de la casa que podrían haber aportado frescura y energía al equipo.
La situación se complica aún más al observar cómo otros equipos, como el Espanyol y el Sevilla, han logrado mantenerse en la liga a pesar de sus propias crisis. La UD Las Palmas, en cambio, ha caído en un ciclo de autocompasión y falta de autocrítica que ha sido evidente en las últimas jornadas. La incapacidad para sumar puntos en partidos clave ha sido un factor determinante en el descenso, y la afición no ha tardado en expresar su descontento.
La falta de liderazgo en el banquillo también ha sido un tema recurrente. Diego Martínez, quien asumió el cargo con grandes expectativas, no ha logrado transmitir la confianza necesaria al equipo. Su gestión ha estado marcada por decisiones cuestionables y una falta de conexión con los jugadores. La afición ha pedido a gritos un cambio en la dirección técnica, y la salida de Martínez parece ser una necesidad urgente para recuperar la identidad del club.
La cantera, que históricamente ha sido una fuente de talento para la UD Las Palmas, ha sido ignorada en favor de fichajes que no han rendido. La falta de oportunidades para los jóvenes talentos ha generado un descontento entre los aficionados, que ven cómo se desperdicia el potencial local. La necesidad de volver a las raíces y confiar en los jugadores de la casa es un clamor que resuena en cada rincón del estadio.
El futuro de la UD Las Palmas es incierto. La afición espera un cambio radical en la gestión del club, que incluya una revisión de la política de fichajes y un mayor énfasis en el desarrollo de la cantera. La temporada 2025 ha sido un duro golpe, pero también puede ser una oportunidad para reconstruir y volver a los valores que han hecho grande a la UD Las Palmas. La afición merece un equipo que luche por los colores y que represente con orgullo a la isla de Gran Canaria. La esperanza de un renacer está presente, pero para ello es necesario un compromiso real por parte de la dirección del club y un cambio en la mentalidad de todos los involucrados en el proyecto.
La historia de la UD Las Palmas no se puede escribir sin mencionar la pasión de su afición. Cada partido es una celebración, una muestra de amor incondicional que ha perdurado a lo largo de los años. Sin embargo, la decepción actual ha generado un sentimiento de desilusión que debe ser abordado con seriedad. La afición quiere ver un equipo que compita, que luche y que, sobre todo, respete la historia y la tradición del club. La UD Las Palmas tiene una rica herencia que proteger, y es responsabilidad de todos los que forman parte de la institución trabajar juntos para devolver al equipo a la élite del fútbol español.