La llegada de migrantes a las costas de Canarias ha sido un tema recurrente en los últimos años, especialmente en lo que respecta a los menores no acompañados. Recientemente, el archipiélago ha visto un aumento significativo en el número de estos jóvenes que llegan en busca de un futuro mejor. En este contexto, las autoridades canarias han expresado su preocupación por la falta de apoyo del Estado en la gestión y distribución de estos menores, lo que ha llevado a una situación crítica en los centros de acogida.
La situación actual es alarmante. En lo que va del año, 1.320 menores migrantes han llegado a las islas, lo que representa el 10% del total de 12.249 personas que han arribado. Sin embargo, solo un 2% de estos menores, es decir, 30 jóvenes, han sido trasladados a la península para recibir atención adecuada. Esta escasa cifra ha sido motivo de críticas por parte del Gobierno canario, que ha cumplido con su parte en la atención y gestión de estos menores, pero que ahora demanda una respuesta efectiva del Estado.
### La Realidad de los Centros de Acogida
Los centros de acogida en Canarias están enfrentando una crisis de hacinamiento. Con 85 centros abiertos, la situación es insostenible, y las condiciones de vida de los menores son preocupantes. Muchos de estos jóvenes provienen de contextos difíciles y han vivido experiencias traumáticas en su camino hacia Europa. La falta de recursos y la saturación de los centros han llevado a un ambiente que no es propicio para su desarrollo y bienestar.
El portavoz del Ejecutivo autonómico, Alfonso Cabello, ha enfatizado que el ritmo de las derivaciones es insuficiente y que la situación debe ser revertida. En este sentido, se espera que en los próximos días se realicen nuevos traslados de menores a la península, pero la incertidumbre persiste. La presión sobre los centros de acogida aumenta con cada llegada, y la necesidad de una respuesta coordinada entre el Gobierno canario y el Estado es más urgente que nunca.
Además, el hecho de que muchos de estos menores sean solicitantes de asilo complica aún más la situación. De los 496 menores que han llegado este año, la mayoría busca protección internacional, lo que implica que deben ser atendidos de manera adecuada y en un entorno que garantice sus derechos. Sin embargo, la falta de plazas disponibles en la península ha llevado a que muchos de ellos permanezcan en condiciones precarias en las islas.
### La Respuesta del Estado y la Distribución de Menores
El Gobierno de Canarias ha solicitado al Estado que cumpla con su obligación de atender a los menores migrantes y que se realicen las derivaciones necesarias a otras comunidades autónomas. Esta situación ha generado tensiones políticas, especialmente con comunidades gobernadas por el Partido Popular, que han manifestado su oposición a la distribución de menores. La falta de un consenso claro sobre cómo abordar este problema ha llevado a una situación de estancamiento.
El Consejo de Ministros ha aprobado recientemente un decreto ley que busca facilitar la derivación de menores desde comunidades con recursos saturados, como Canarias y Ceuta, hacia otras regiones. Sin embargo, la implementación de esta medida enfrenta obstáculos, ya que algunas comunidades han recurrido la modificación de la ley ante el Tribunal Constitucional, lo que podría retrasar aún más el proceso.
Cabello ha reiterado que los criterios para la distribución de menores deben basarse en aspectos técnicos y no políticos. La dispersión de la población, el PIB y la tasa de desempleo son factores que deben ser considerados para garantizar una distribución justa y equitativa. Sin embargo, la falta de voluntad política y la crispación entre comunidades dificultan la búsqueda de soluciones efectivas.
La situación de los menores migrantes en Canarias es un reflejo de un problema más amplio que afecta a Europa en su conjunto. La llegada de migrantes a las costas europeas ha aumentado en los últimos años, y la respuesta de los gobiernos ha sido desigual. La falta de un enfoque coordinado y solidario ha llevado a que regiones como Canarias se vean sobrecargadas, mientras que otras comunidades no asumen su parte de responsabilidad.
En este contexto, es fundamental que tanto el Gobierno canario como el Estado trabajen juntos para encontrar soluciones que garanticen el bienestar de los menores migrantes. La atención a estos jóvenes no solo es una cuestión de derechos humanos, sino también una responsabilidad compartida que debe ser abordada con urgencia y compromiso.