La creciente dependencia de la infraestructura digital para la inteligencia artificial (IA) ha revelado una nueva brecha en la soberanía global. Un informe reciente de la Universidad de Oxford destaca cómo el control de los recursos físicos, como los chips y los centros de datos, está redefiniendo las dinámicas de poder entre naciones. En este contexto, Estados Unidos y China emergen como los líderes indiscutibles, mientras que Europa, y en particular España, busca establecer su autonomía en este ámbito crucial.
La investigación revela que solo 32 países, lo que representa el 16% del total mundial, cuentan con centros de datos que poseen aceleradores de IA. De estos, solo 24 tienen la capacidad necesaria para entrenar modelos de IA de última generación, los más avanzados y estratégicos. En este panorama, los gigantes tecnológicos estadounidenses dominan el mercado, operando 87 centros de computación de IA a nivel global, mientras que las empresas chinas gestionan 39. Por su parte, Europa se queda atrás con apenas seis centros, dejando a regiones como África y Sudamérica prácticamente fuera del mapa de la IA.
### Soberanía Territorial y Dependencia Tecnológica
El informe de Oxford propone un marco de análisis que se centra en tres dimensiones de la soberanía digital: la soberanía territorial, la soberanía del proveedor y la soberanía del acelerador. La soberanía territorial se refiere a dónde se alojan los datos, mientras que la soberanía del proveedor se relaciona con quién es el dueño de la infraestructura en la nube. Por último, la soberanía del acelerador se refiere a quién fabrica los chips que alimentan estos sistemas.
En el caso de España, el país se encuentra en una posición favorable en términos de soberanía territorial, ya que forma parte del grupo de 24 naciones que albergan centros de datos capaces de entrenar modelos de IA de última generación. Un ejemplo notable es ALIA, que proporciona una infraestructura pública de recursos de IA. Sin embargo, al profundizar en los niveles de control, la situación se complica. En términos de soberanía del proveedor, España se alinea con proveedores estadounidenses, lo que significa que la infraestructura de nube avanzada en su territorio pertenece a empresas de una sola nacionalidad. Esta dependencia se acentúa en el ámbito de la soberanía del acelerador, donde España, al igual que la mayoría de Europa, depende de los chips diseñados por NVIDIA, una empresa estadounidense.
Esta estrategia de alineamiento con un único socio tecnológico, en este caso Estados Unidos, es compartida por otros países europeos como Bélgica, Italia, los Países Bajos y Suecia. Aunque esta elección puede parecer pragmática, ya que garantiza acceso a la tecnología más avanzada, también plantea riesgos significativos en términos de autonomía y seguridad.
### Estrategias Divergentes en Europa
Mientras España y otros países optan por el alineamiento, potencias económicas como Alemania y Francia han adoptado una estrategia de «cobertura». Esta táctica implica diversificar la dependencia al albergar centros de datos de proveedores tanto estadounidenses como chinos. Irlanda y Polonia también están siguiendo este modelo, buscando un equilibrio que les permita evitar una dependencia exclusiva de una sola superpotencia tecnológica. Esta estrategia de diversificación no solo proporciona una mayor autonomía, sino que también reduce la vulnerabilidad ante posibles tensiones geopolíticas o cambios en las políticas de exportación de un único país.
El informe destaca que Alemania cuenta con siete regiones de nube con capacidad de IA, operadas por proveedores de múltiples nacionalidades, mientras que España solo tiene una. Esta diferencia en la estrategia de soberanía digital refleja un enfoque más proactivo por parte de Alemania y Francia, que buscan construir una infraestructura más resiliente y menos susceptible a las fluctuaciones del mercado global.
En el contexto más amplio de la Unión Europea, estas diferencias estratégicas nacionales se enmarcan en un esfuerzo colectivo por construir una soberanía digital. La Comisión Europea ha lanzado el ambicioso AI Continent Action Plan, que busca convertir a la UE en un líder mundial en IA mediante inversiones masivas y la creación de «Fábricas de IA» para centralizar recursos de supercomputación. Este plan también incluye el desarrollo de un mercado único de datos, lo que podría transformar la forma en que se gestiona y se utiliza la información en el continente.
La búsqueda de una soberanía digital no es solo una aspiración, sino una respuesta estratégica a la dependencia que amenaza con relegar a Europa a un papel de mero consumidor de tecnología. La verdadera soberanía, como indica el informe, se construirá no solo en el territorio, sino en la propiedad y el control de toda la cadena de valor de la IA. Este es un camino largo y lleno de desafíos, pero esencial para que Europa se convierta en un actor definitorio en el futuro de la inteligencia artificial.