La morosidad en el sector bancario español ha alcanzado un hito significativo al caer por debajo del 3% por primera vez desde el estallido de la crisis financiera en 2008. Este descenso, que se sitúa en un 2,97% a finales de junio de 2025, marca un cambio notable en la tendencia de los préstamos impagados, que han disminuido a su nivel más bajo en 17 años, con un total de 36.291 millones de euros en créditos dudosos. Este artículo examina las causas detrás de esta mejora y su impacto en el sistema financiero español.
**Contexto Histórico de la Morosidad Bancaria**
La morosidad bancaria en España ha pasado por diversas etapas desde la crisis financiera global de 2008. En ese momento, la tasa de morosidad alcanzó un alarmante 2,92%, y posteriormente, durante los años más críticos de la Gran Recesión, se disparó por encima del 10%, llegando a un pico del 13,45% en 2014. Desde entonces, la tendencia ha sido a la baja, gracias a una combinación de factores económicos favorables, políticas de crédito más estrictas y la reestructuración de deudas por parte de las entidades financieras.
El Banco de España ha publicado datos que reflejan esta evolución, mostrando que la ratio de dudosos, que se refiere a aquellos préstamos con más de 90 días de impago, ha ido disminuyendo progresivamente. En abril de 2007, esta cifra se encontraba en un mínimo histórico del 0,76%, lo que contrasta fuertemente con los niveles alcanzados durante la crisis. La reducción de la morosidad en 2025 es un indicativo de la recuperación económica, impulsada por un aumento en el empleo y un crecimiento sostenido en el volumen de crédito concedido.
**Factores que Contribuyen a la Reducción de la Morosidad**
El descenso en la morosidad bancaria se puede atribuir a varios factores interrelacionados. En primer lugar, el aumento en el volumen total de crédito concedido ha sido fundamental. En junio de 2025, el total de créditos otorgados alcanzó los 1,220 billones de euros, lo que representa un incremento de 23.113 millones de euros respecto a mayo y de 27.848 millones en comparación con el mismo mes del año anterior. Este aumento en la actividad crediticia sugiere una mayor confianza tanto de los bancos como de los consumidores en la estabilidad económica.
Además, las entidades bancarias han estado activamente gestionando sus carteras de préstamos dudosos. A través de la venta de activos problemáticos en el mercado secundario, los bancos han podido reducir su exposición a créditos impagados. Esta estrategia no solo mejora la salud financiera de las instituciones, sino que también contribuye a la reducción de la morosidad general en el sector.
Otro aspecto relevante es la mejora en las condiciones del mercado laboral. Con tasas de desempleo en mínimos históricos y un crecimiento sostenido en los salarios, los consumidores tienen más capacidad para cumplir con sus obligaciones crediticias. Esto se traduce en una menor tasa de impagos y, por ende, en una disminución de la morosidad.
Por otro lado, las entidades financieras han implementado políticas de crédito más rigurosas, lo que significa que están siendo más selectivas al otorgar préstamos. Esto ha llevado a una disminución en el número de nuevos créditos impagados, ya que los prestatarios son evaluados de manera más exhaustiva antes de recibir financiación.
**Perspectivas Futuras para el Sector Bancario**
A medida que la morosidad continúa su tendencia a la baja, las perspectivas para el sector bancario español parecen optimistas. Sin embargo, es crucial que las entidades mantengan un enfoque equilibrado en la concesión de créditos, evitando caer en prácticas de riesgo que podrían llevar a un aumento en la morosidad en el futuro. La experiencia de la crisis financiera pasada debe servir como un recordatorio de la importancia de la gestión prudente del riesgo.
Además, el entorno económico global sigue siendo incierto, con factores como la inflación y las tensiones geopolíticas que podrían afectar la estabilidad financiera. Por lo tanto, aunque los datos actuales son alentadores, es esencial que los bancos permanezcan vigilantes y preparados para adaptarse a cualquier cambio en el panorama económico.
En resumen, la caída de la morosidad por debajo del 3% es un signo positivo para el sistema financiero español, reflejando una recuperación económica sostenida y una gestión más eficaz de los riesgos crediticios. Sin embargo, la prudencia y la vigilancia seguirán siendo clave para mantener esta tendencia en el futuro.