Pocas cosas despiertan tantos recuerdos como el sabor de una merienda de infancia. En cada hogar, existe un ritual, una receta, una textura que evoca momentos especiales. Mientras que en muchas partes del mundo los niños disfrutan de bocadillos, galletas o sándwiches, en Canarias la escena es diferente. La merienda típica del archipiélago es un reflejo de la creatividad y la tradición, donde lo sencillo se convierte en un festín de sabores.
### La Merienda del Plátano Escachado
En Canarias, la merienda más emblemática se conoce como «la merienda del plátano escachado». Este plato, que no tiene un nombre oficial, es un símbolo de la gastronomía isleña y de la economía doméstica. Su preparación es simple, pero el resultado es una mezcla deliciosa y nutritiva que ha pasado de generación en generación.
La receta comienza con un plátano maduro, que se aplasta con un tenedor en un plato hondo. A continuación, se exprime media naranja sobre la fruta, permitiendo que el zumo empape el plátano. Este paso es crucial, ya que el zumo de naranja aporta frescura y un toque ácido que contrasta perfectamente con la dulzura del plátano. Pero el verdadero secreto de esta merienda radica en el gofio canario, un polvo ancestral hecho a base de cereales tostados que ha alimentado a los isleños durante siglos. Una generosa cucharada de gofio se espolvorea sobre la mezcla, creando una pasta dulce y reconfortante.
Para aquellos que tuvieron la suerte de disfrutar de esta merienda en su infancia, el toque final solía ser un puñado de galletas María machacadas, que se esparcían por encima como si fueran virutas de oro. La textura crujiente de las galletas contrastaba con la suavidad del plátano y el gofio, añadiendo un extra de dulzor y un crujido satisfactorio. En algunas casas, especialmente en el campo, se incluía zanahoria rallada, que no solo aportaba color, sino también fibra y un toque de frescura.
### La Importancia de la Tradición
La merienda del plátano escachado no es solo un plato; es una expresión de amor y cuidado que las abuelas, madres y tías han transmitido a lo largo de los años. En un tiempo donde la economía era más ajustada, esta merienda representaba una forma ingeniosa de alimentar a los niños con lo que había disponible en casa. No era necesario acudir al supermercado ni abrir paquetes industriales; bastaban unos pocos ingredientes sencillos y la voluntad de hacer magia con ellos.
Hoy en día, aunque esta merienda sigue viva en algunos hogares, cada vez menos niños conocen su existencia. Las nuevas generaciones han crecido rodeadas de productos de marca, yogures bebibles y snacks industrializados, lo que ha llevado a que muchas tradiciones culinarias se pierdan. Sin embargo, el valor nutricional y emocional de esta mezcla sigue siendo innegable. Muchos adultos canarios han comenzado a recuperar esta merienda, compartiéndola en redes sociales y enseñando a sus hijos a disfrutar de los sabores de su infancia.
La merienda del plátano escachado es más que un simple alimento; es un vínculo con el pasado, una forma de recordar quiénes somos y de dónde venimos. En un mundo que avanza rápidamente hacia la modernidad, es fundamental mantener vivas estas tradiciones que nos conectan con nuestras raíces. Una cuchara, un plátano y un poco de gofio son suficientes para revivir esos momentos de felicidad y sencillez que caracterizan la infancia de muchos canarios.
En resumen, la merienda del plátano escachado es un claro ejemplo de cómo la gastronomía puede ser un vehículo para la memoria y la identidad cultural. A través de este plato, no solo se alimenta el cuerpo, sino también el alma, recordándonos que a veces, lo más simple es lo más valioso. Así que la próxima vez que pienses en una merienda, considera preparar este delicioso plato que ha sido un pilar en la cultura canaria durante generaciones.