La situación de las personas con autismo y sus familias en busca de recursos adecuados es un tema que ha cobrado relevancia en los últimos años. Alexandra Delgado, madre de una joven de 22 años con autismo, ha compartido su angustiante experiencia al intentar obtener una plaza alojativa para su hija. A pesar de haber iniciado el trámite en abril de 2024, un año y medio después, aún no ha recibido la resolución que le garantice este derecho. Este caso pone de manifiesto las dificultades que enfrentan muchas familias en situaciones similares, donde la burocracia y la falta de recursos se convierten en obstáculos insuperables.
La solicitud de Delgado es clara: no está pidiendo una plaza en este momento, sino que busca el reconocimiento formal del derecho de su hija a acceder a una plaza cuando sea necesario. Este reconocimiento es crucial, ya que sin él, no puede avanzar en el proceso de solicitud de una plaza específica para personas con autismo. La madre ha expresado su desesperación, señalando que la falta de respuesta por parte de las autoridades no solo afecta a su hija, sino que también pone en riesgo su bienestar y el de toda la familia. «Imagínate que en este año y medio yo hubiera fallecido, o hubiera enfermado de cáncer, mi hija es dependiente total y necesita a una o dos personas», comentó Delgado, reflejando la gravedad de la situación.
La burocracia y la falta de recursos son problemas recurrentes en el ámbito de la atención a personas con discapacidad. En el caso de Delgado, la respuesta que recibió de la dirección general fue que su expediente había sido tramitado en abril de 2024 y que, administrativamente, deberían haber respondido en un plazo de tres meses. Sin embargo, la realidad es que la espera se ha extendido a más de un año, lo que ha generado una gran frustración en la madre y su familia. Además, la información que recibió sobre la externalización del servicio de atención a personas con discapacidad ha añadido más confusión y enojo a su situación. Aunque desde la Consejería de Bienestar Social se asegura que el servicio en cuestión no ha sido privatizado, la falta de claridad en los procesos administrativos sigue siendo un punto de conflicto.
La externalización de servicios en el ámbito de la discapacidad ha sido un tema polémico en muchas comunidades. Si bien se argumenta que esta medida puede ayudar a agilizar procesos y mejorar la atención, la realidad es que muchas familias siguen enfrentando largos plazos de espera y falta de información. En el caso de Delgado, la externalización ha resultado en una falta de comunicación y seguimiento de su expediente, lo que ha complicado aún más su situación. La madre ha denunciado que este tipo de decisiones administrativas no solo afectan a su familia, sino que reflejan una falta de compromiso por parte de las autoridades para atender las necesidades de las personas con discapacidad.
A pesar de las dificultades, hay iniciativas en marcha que buscan mejorar la situación de las personas con autismo en la región. En San Cristóbal de La Laguna, se ha anunciado la construcción de cuatro miniviviendas que habilitarán 20 plazas para personas con autismo. Sin embargo, estas iniciativas aún están en fase de planificación y no ofrecen una solución inmediata a las familias que, como la de Delgado, están en una situación crítica. La urgencia de recibir la resolución que reconozca el derecho de su hija a obtener una plaza es cada vez más apremiante, y la falta de recursos y respuestas adecuadas por parte de las autoridades solo agrava la angustia de las familias afectadas.
La historia de Alexandra Delgado es solo un ejemplo de las muchas luchas que enfrentan las familias con miembros que tienen autismo. La necesidad de un sistema más eficiente y humano que garantice el acceso a recursos y apoyos es evidente. Las autoridades deben tomar medidas para mejorar la atención a estas familias, asegurando que los plazos de respuesta sean respetados y que la comunicación sea clara y efectiva. La vida de muchas personas depende de ello, y es fundamental que se priorice el bienestar de quienes más lo necesitan. La espera por una plaza alojativa no debería ser una carga adicional para las familias que ya enfrentan desafíos significativos en su día a día.