En el distrito de Bubi, al oeste de Zimbabue, la sequía ha dejado huellas profundas en la vida de sus habitantes. Lungisani, un guardián de un depósito de agua, observa con tristeza cómo la escasez de este recurso vital afecta a su comunidad. «No hay suficiente agua para todas las aldeas, es poca», comenta, mientras reflexiona sobre el futuro de su hija de diez meses. La preocupación por el matrimonio infantil se ha intensificado en un contexto donde la falta de recursos obliga a muchas familias a tomar decisiones desesperadas.
La situación se agrava en las escuelas, donde la maestra Thadine Mpone ha visto cómo sus estudiantes enfrentan realidades desgarradoras. Una de sus alumnas dejó de asistir a clases tras quedar embarazada, un fenómeno que se ha vuelto común en la región. «Todo ha empeorado desde que las sequías no nos dan tregua», lamenta Mpone. La escasez de agua ha llevado a que las escuelas no puedan ofrecer un entorno seguro y saludable para los niños, lo que a su vez contribuye a que las niñas abandonen sus estudios y sean empujadas hacia matrimonios precoces.
Mary’s Meals, una organización sin ánimo de lucro, ha implementado programas para proporcionar alimentos a los niños en Zimbabue y otros países de la región. La iniciativa busca incentivar la asistencia escolar, lo que puede ayudar a prevenir matrimonios infantiles. Sin embargo, la falta de agua ha hecho que incluso estas escuelas enfrenten dificultades. Las cocineras deben lavar los utensilios con una mezcla de tierra y grava, y los niños a menudo pasan horas sin agua, dependiendo de la escasa provisión que pueden comprar a una iglesia local.
La investigación realizada por Abel Blessing Matsika, un investigador en Harare, ha revelado la conexión entre la crisis climática, la inseguridad alimentaria y el aumento de matrimonios infantiles en Zimbabue. En el distrito de Chiredzi, donde el porcentaje de niñas casadas antes de los 18 años es alarmantemente alto, se ha observado que las condiciones climáticas extremas están impulsando a las familias a tomar decisiones difíciles. «Las niñas quedan desamparadas y buscan un marido para alimentarse, o son empujadas a casarse con la esperanza de recibir dinero del esposo», explica Matsika.
La crisis climática ha afectado gravemente la agricultura y la ganadería, que son la base de sustento para el 70% de la población. Clare Lofthouse, otra investigadora involucrada en el estudio, señala que los matrimonios infantiles tienden a aumentar hacia el final de las temporadas de cosecha, cuando las familias se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. La falta de recursos económicos y la presión social llevan a muchas familias a considerar el matrimonio de sus hijas como una solución a la crisis alimentaria.
El círculo vicioso de pobreza y matrimonio infantil se ve agravado por la violencia de género y la falta de oportunidades. Thembeline Moyo, una voluntaria que reparte comida en una escuela, comparte su experiencia de haber sido también una niña casada. «La crisis climática ha hecho que muchas familias se encuentren en una fragilidad extrema», dice Moyo, enfatizando que las niñas son las más afectadas. La presión para casarse se intensifica cuando las familias no pueden mantener a todos sus miembros, y las abuelas a menudo se ven abrumadas por la responsabilidad de cuidar a sus nietos.
A pesar de que los matrimonios de menores de 18 años son ilegales en Zimbabue, la realidad en el terreno es diferente. En 2022, el Gobierno aprobó una legislación que tipifica estos matrimonios como delito, lo que ha sido recibido con optimismo por parte de organizaciones que luchan contra esta problemática. Sin embargo, la implementación de estas leyes sigue siendo un desafío, y muchas familias continúan viendo el matrimonio infantil como una solución a sus problemas económicos.
La ministra de Asuntos para la Mujer ha reconocido públicamente el impacto negativo de la crisis climática en las familias, instando a que nadie debería casar a su hija para conseguir comida. Sin embargo, la realidad es que Zimbabue se encuentra entre los países con mayor prevalencia de matrimonios infantiles en África. Organizaciones como Equality Now y Mujeres y Ley en África del Sur han subrayado la necesidad de promover iniciativas que apoyen a las supervivientes de matrimonios infantiles, quienes enfrentan estigmas y dificultades para acceder a servicios básicos.
La intersección entre la crisis climática y el matrimonio infantil en Zimbabue es un recordatorio de que las soluciones deben ser integrales. Abordar la inseguridad alimentaria, mejorar el acceso al agua y garantizar la educación de las niñas son pasos cruciales para romper este ciclo de pobreza y violencia. La comunidad internacional y los gobiernos deben trabajar juntos para crear un entorno donde las niñas puedan crecer, aprender y prosperar sin la amenaza de ser forzadas a casarse a una edad temprana.