La reciente decisión de la Comisión Europea de abrir un procedimiento de infracción contra España ha generado un gran revuelo en el ámbito financiero y político. Este procedimiento se centra en las interferencias del Gobierno español en la oferta pública de adquisición (OPA) que el BBVA ha realizado sobre el Banco Sabadell. La Comisión considera que las acciones del Gobierno han excedido sus competencias y han vulnerado normativas clave de la Unión Europea, lo que podría llevar a sanciones económicas si no se corrigen las irregularidades.
### Contexto de la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell
La OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell fue anunciada en agosto de 2024, marcando un momento significativo en el sector bancario español. Sin embargo, la respuesta del Gobierno no se hizo esperar. Apenas dos días después del anuncio, un ciudadano español presentó una denuncia ante la Comisión Europea, alegando que existían indicios de oposición a la fusión bancaria. Esta denuncia puso en marcha un diálogo entre la Comisión y el Gobierno español para esclarecer la situación.
La Comisión Europea ha señalado que la operación del BBVA debe ser considerada como una transacción de mercado, lo que implica que debe estar sujeta únicamente al control de las autoridades competentes, en este caso, el Banco Central Europeo (BCE). Según la normativa europea, el BCE es el organismo encargado de evaluar la adecuación de este tipo de operaciones, mientras que las autoridades de Competencia pueden expresar sus preocupaciones si lo consideran necesario. En este sentido, la Comisión ha enfatizado que no era necesario que la operación se comunicara a Bruselas, dado que ambas entidades realizan más de dos tercios de su negocio dentro de España, lo que no cumplía con los umbrales requeridos para la intervención de la Comisión.
### Las Implicaciones de la Interferencia del Gobierno Español
La Comisión Europea ha puesto el foco en las normas nacionales que han permitido al Gobierno español intervenir en la OPA del BBVA. Según Bruselas, estas normas no están alineadas con el Derecho de la UE y otorgan al Ejecutivo español amplias facultades para obstaculizar fusiones y adquisiciones bancarias. Esto se traduce en restricciones injustificadas a la libertad de establecimiento y a la libre circulación de capitales, principios fundamentales en el marco de la Unión Europea.
La comisaria de Finanzas, María Luisa Alburquerque, ya había advertido previamente que el Gobierno no debía interferir en operaciones de esta magnitud. En un evento en Bruselas, subrayó que el BCE y las autoridades de Competencia son los únicos organismos que tienen la autoridad para pronunciarse sobre este tipo de transacciones. La intervención del Gobierno, según la Comisión, no solo es inapropiada, sino que también podría tener repercusiones negativas en la confianza del mercado y en la estabilidad del sistema financiero europeo.
La carta de emplazamiento enviada por la Comisión a España establece un plazo de dos meses para que el Gobierno responda. Dependiendo de la respuesta y de si se realizan los cambios legislativos necesarios, la Comisión podría llevar el caso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), lo que podría resultar en sanciones económicas para España. Esta situación pone de relieve la importancia de la conformidad con las normativas europeas y la necesidad de que los Estados miembros respeten las competencias de las instituciones europeas.
La OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell no solo es un asunto de interés financiero, sino que también refleja las tensiones entre las regulaciones nacionales y las normativas europeas. La capacidad del Gobierno español para intervenir en operaciones de este tipo está siendo cuestionada, y la respuesta de Bruselas podría sentar un precedente para futuras transacciones en el sector bancario europeo.
En resumen, la decisión de la Comisión Europea de abrir un procedimiento de infracción contra España destaca la necesidad de un equilibrio entre las competencias nacionales y las europeas en el ámbito financiero. La OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell es un caso emblemático que podría tener repercusiones significativas en la forma en que se gestionan las fusiones y adquisiciones en el futuro, no solo en España, sino en toda la Unión Europea.