En un emotivo acto de protesta, un grupo de colombianos se congregó en el puente internacional Simón Bolívar, que conecta Cúcuta con San Antonio del Táchira, Venezuela, para exigir la liberación de sus familiares detenidos arbitrariamente en el país vecino. La manifestación, que tuvo lugar el pasado sábado, reunió a madres, padres, esposas e hijos bajo el lema «¡Libérenlos!», con el objetivo de visibilizar la angustiante situación que enfrentan al menos 40 colombianos que, según denuncias, han sido arrestados sin justificación por las autoridades venezolanas.
Dolly García, una de las manifestantes, compartió la desgarradora historia de su hijo, Edwin Iván Colmenares, un abogado que fue detenido hace casi un año mientras se trasladaba de Arauca a Cúcuta. «Lo acusaron de ser espía y no hemos vuelto a verlo», lamentó García, mientras sostenía una fotografía de su hijo. La angustia de las familias se hizo palpable en el ambiente, donde cada historia de detención resonaba con el dolor de la incertidumbre.
Nubia Misse Durán, otra madre presente en la protesta, relató que su hermano, David Josué, fue arrestado sin motivo alguno en un puesto de control en Peracal, Venezuela. La desesperación se intensificó cuando los manifestantes se acercaron a la Guardia Nacional venezolana, donde varias madres se arrodillaron, suplicando por la libertad de sus seres queridos. «¡Libérenlos! Estamos sufriendo», gritó Dolly, mientras otras mujeres, como Luz Clara Villán, se unieron a su clamor, pidiendo justicia para sus hijos detenidos.
La jornada se convirtió en un símbolo de resistencia y esperanza, donde las familias no solo exigieron la liberación de sus seres queridos, sino también el acompañamiento de las autoridades colombianas y de organismos internacionales de derechos humanos. La situación en la frontera ha sido tensa, y las historias de detenciones arbitrarias han aumentado, generando un clima de temor y desconfianza entre quienes cruzan la frontera en busca de mejores oportunidades.
Jaime Alexander Peña Mendoza, un joven cucuteño de 27 años, compartió su experiencia tras ser detenido en una alcabala el 29 de agosto. Pasó 37 días en prisión antes de ser liberado al demostrar su inocencia. «Me llevaron a una prisión por 37 días y, luego de demostrar mi inocencia, me liberaron», comentó, enfatizando su apoyo a las madres que buscan la liberación de sus seres queridos. Su testimonio resalta la vulnerabilidad de los colombianos en la frontera y la necesidad urgente de una solución a esta crisis humanitaria.
La situación en Venezuela ha llevado a un aumento en las detenciones de colombianos, lo que ha generado preocupación entre las familias que viven en la frontera. Las autoridades colombianas han sido instadas a intervenir y a trabajar en conjunto con organismos internacionales para abordar esta problemática. Las familias de los detenidos no solo buscan justicia, sino también la protección de sus derechos humanos y la garantía de un debido proceso.
El acto de protesta no solo fue un llamado a la acción, sino también una manifestación de solidaridad entre las familias afectadas. La comunidad colombiana en la frontera se ha unido en un esfuerzo por visibilizar esta crisis, y la presión sobre las autoridades para que actúen se ha intensificado. Las historias de dolor y sufrimiento de estas familias son un recordatorio de la necesidad de abordar la situación de derechos humanos en la región y de garantizar la seguridad de quienes cruzan la frontera en busca de una vida mejor.
La comunidad internacional también ha sido llamada a prestar atención a esta crisis, ya que las violaciones de derechos humanos en Venezuela continúan siendo un tema de preocupación. La situación en la frontera entre Colombia y Venezuela es un reflejo de la complejidad de la crisis humanitaria en la región, donde miles de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y oportunidades.
Las familias colombianas que se manifestaron en el puente internacional Simón Bolívar representan a miles de personas que enfrentan la incertidumbre y el sufrimiento debido a las detenciones arbitrarias en Venezuela. Su lucha por justicia y libertad es un llamado a la acción para todos aquellos que creen en la defensa de los derechos humanos y en la importancia de la solidaridad entre naciones. La esperanza de estas familias es que su clamor no caiga en oídos sordos y que, finalmente, se logre la liberación de sus seres queridos, así como un cambio en la situación de derechos humanos en la región.