En Serbia, miles de estudiantes han comenzado una marcha hacia Novi Sad, donde se llevará a cabo una manifestación en conmemoración del primer aniversario del trágico derrumbe del tejado de la estación de tren de la ciudad, que resultó en la muerte de 16 personas. Este evento ha sido el catalizador de una ola de protestas que han sacudido al país, desafiando el régimen del presidente Aleksandar Vucic, quien ha estado en el poder durante 13 años y ha sido acusado de corrupción y abuso de poder.
La marcha, que ha reunido a jóvenes de diversas ciudades serbias, simboliza un despertar en la juventud del país. Ivan Stanojevic, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas en Belgrado, ha señalado que este año ha marcado un cambio significativo en la percepción de la juventud hacia el régimen. «Ha sido el año del despertar de la juventud serbia, y con ella, de la esperanza, el amor y la solidaridad», afirmó. La represión y el terror ejercidos por el gobierno han llevado a un aumento en las protestas, que han incluido bloqueos de universidades y escuelas, así como la detención de activistas.
La tragedia de Novi Sad ha dejado una huella profunda en la sociedad serbia. Selma Kolasinac, estudiante de arquitectura, expresó que la marcha no solo es un homenaje a las víctimas, sino también una forma de exigir justicia. «Un año después de la tragedia, nadie ha rendido cuentas, nadie está en prisión», afirmó. Esta falta de responsabilidad ha alimentado el descontento entre los ciudadanos, quienes ven la marcha como una oportunidad para visibilizar su lucha contra la corrupción y la injusticia.
El apoyo de los profesores ha sido fundamental en este movimiento. Stevan Avramovic, un profesor de lengua y literatura, ha participado en varias marchas junto a sus estudiantes. Destacó que su presencia en la marcha es una forma de mostrar solidaridad y de inspirar a otros a unirse a la causa. «Caminamos a Novi Sad para rendir homenaje a las víctimas, pero también somos un escaparate ambulante», comentó, refiriéndose a la importancia de visibilizar la lucha por la justicia.
La manifestación del 1 de noviembre se espera que sea un evento pacífico y conmemorativo, aunque hay preocupaciones sobre posibles intentos del régimen de sabotear el acto. Selma expresó su deseo de que el evento se lleve a cabo con dignidad y respeto, pero también reconoció la posibilidad de que el gobierno intente reprimir la manifestación. La marcha ha reunido a estudiantes de diversas universidades, creando un sentido de unidad y propósito entre los jóvenes serbios.
La situación en Serbia ha sido tensa, con un aumento en la represión contra aquellos que se atreven a desafiar al régimen. El uso de armas sónicas contra manifestantes y la detención de activistas han sido solo algunas de las tácticas utilizadas por el gobierno para silenciar la disidencia. Sin embargo, la determinación de los estudiantes y la creciente solidaridad entre la ciudadanía han demostrado que la lucha por la justicia y la transparencia continúa.
A medida que los estudiantes se acercan a Novi Sad, el ambiente se vuelve cada vez más electrizante. La llegada a Belgrado fue recibida con aplausos y apoyo de la comunidad, lo que refuerza la idea de que la lucha por un futuro mejor es compartida por muchos. La diversidad de los participantes, que incluye a estudiantes de diferentes orígenes y creencias, subraya la importancia de la unidad en la búsqueda de un cambio significativo en el país.
La marcha hacia Novi Sad no solo es un acto de conmemoración, sino también un llamado a la acción. Los estudiantes están decididos a exigir cambios en el sistema político y a luchar por un futuro en el que la justicia y la transparencia sean la norma. La tragedia de la estación de tren ha sido un punto de inflexión en la historia reciente de Serbia, y la respuesta de la juventud es un testimonio del poder de la movilización social y la resistencia frente a la opresión.
En este contexto, la marcha del 1 de noviembre se convierte en un símbolo de esperanza y determinación. Los estudiantes, junto con el apoyo de la ciudadanía y los educadores, están dispuestos a enfrentar los desafíos que se presenten en su camino hacia la justicia. La lucha por un Serbia más justo y transparente continúa, y la voz de la juventud se hace cada vez más fuerte en este proceso.
