En un contexto global marcado por tensiones geopolíticas y conflictos armados, España ha decidido incrementar su gasto militar, alcanzando por primera vez el 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) en 2025. Esta decisión, respaldada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), representa un cambio significativo en la política de defensa del país, que ha estado bajo la presión de aliados y la necesidad de adaptarse a un entorno de seguridad cada vez más complejo.
Aumento del Gasto Militar
Según estimaciones recientes de la OTAN, España ha incrementado su gasto en defensa en un 43,11% en comparación con el año anterior, pasando de 22.693 millones de euros en 2024 a 33.123 millones en 2025. Este aumento no solo refleja un compromiso con las metas de la OTAN, sino que también responde a la creciente preocupación por la seguridad en Europa, especialmente tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. La OTAN ha señalado que, hasta el 3 de junio de este año, todos sus países miembros están cumpliendo con el objetivo de gasto del 2% acordado en la cumbre de Gales en 2014, lo que representa un avance notable en la cohesión de la Alianza.
El cumplimiento de este objetivo coloca a España junto a otros países como Bélgica, República Checa, Luxemburgo y Portugal, que también han alcanzado el 2% de gasto en defensa. Sin embargo, aún hay una decena de naciones que se encuentran en un rango de gasto entre el 2% y el 2,1% de su PIB. Este esfuerzo por parte de España es visto como un paso necesario para fortalecer su posición dentro de la OTAN y garantizar una defensa más robusta ante posibles amenazas externas.
Presiones Externas y Nuevas Metas
La decisión de aumentar el gasto militar en España no se ha tomado en un vacío. La presión ejercida por el expresidente estadounidense Donald Trump y la situación de guerra en Ucrania han sido factores determinantes en este cambio de política. En junio de 2025, los países de la OTAN acordaron un incremento radical de su gasto militar, estableciendo una meta del 5% del PIB para 2035. Este objetivo se desglosa en un 3,5% destinado a gastos militares estrictos, que incluyen la compra de armamento, salarios y pensiones de las Fuerzas Armadas, así como misiones y maniobras. Además, se requiere que los países destinen un 1,5% adicional a la seguridad en un sentido más amplio.
A pesar de estas exigencias, España ha manifestado su intención de cumplir con las capacidades que la OTAN le exige, proyectando un gasto del 2,1% de su PIB. Este compromiso es un reflejo de la voluntad del país de adaptarse a las nuevas realidades de seguridad y de contribuir de manera efectiva a la defensa colectiva de la Alianza.
Implicaciones para la Seguridad Nacional
El aumento del gasto en defensa tiene múltiples implicaciones para la seguridad nacional de España. En primer lugar, permite una modernización y actualización de las Fuerzas Armadas, que es esencial para enfrentar las amenazas contemporáneas. La inversión en tecnología militar, ciberseguridad y capacidades de respuesta rápida son áreas que se beneficiarán de este incremento en el presupuesto.
Además, este cambio en la política de defensa puede tener un impacto positivo en la industria militar española, fomentando la creación de empleo y el desarrollo de tecnologías innovadoras. La colaboración con otros países de la OTAN en proyectos de defensa conjunta también puede abrir nuevas oportunidades para la industria local.
Sin embargo, el aumento del gasto militar también plantea preguntas sobre la asignación de recursos en otras áreas críticas, como la educación, la salud y el bienestar social. La sociedad española deberá debatir sobre el equilibrio entre la inversión en defensa y el bienestar de sus ciudadanos, especialmente en un contexto de crisis económica y social.
En resumen, el compromiso de España de alcanzar el 2% de su PIB en gasto militar es un paso significativo que refleja tanto las presiones externas como la necesidad de adaptarse a un entorno de seguridad en constante cambio. A medida que el país se prepara para cumplir con las exigencias de la OTAN, será crucial observar cómo se desarrollan estas políticas y qué impacto tendrán en la seguridad nacional y en la sociedad en su conjunto.