La historia religiosa de Canarias es rica y compleja, marcada por la fusión de creencias aborígenes y la influencia del cristianismo. En este contexto, el libro «Chaxiraxi. Sincretismo religioso en Canarias», escrito por el historiador Miguel A. Martín, se adentra en el fascinante proceso de transformación de las antiguas deidades canarias en figuras cristianas, como la Virgen de Candelaria y la Virgen del Pino. Este trabajo será presentado en varias localidades canarias, comenzando el 24 de octubre en Las Palmas de Gran Canaria.
La obra de Martín explora cómo el culto aborigen a Chaxiraxi y Guayarmina fue adaptado por los conquistadores, convirtiéndose en las advocaciones más veneradas de las islas. Chaxiraxi, una figura celestial, simboliza la conexión entre el cielo y la tierra, mientras que Guayarmina, cuyo nombre se traduce como «el espíritu que nos protege hasta la sequía prolongada», representa la fertilidad y la lluvia, elementos vitales para la agricultura en la región. Esta adaptación no solo refleja un cambio de deidades, sino también una transformación cultural que permitió a los conquistadores establecer un nuevo orden religioso sin erradicar por completo las creencias indígenas.
### La Influencia de las Estrellas en la Religión Canaria
El libro de Martín destaca la importancia de las estrellas en la cosmovisión de los antiguos canarios. La festividad de la Candelaria, por ejemplo, se celebra en dos fechas significativas: el 2 de febrero y el 15 de agosto. Ambas fechas coinciden con el tránsito de Canopo, una estrella que marca el ciclo agrícola y la fertilidad. Esta conexión astronómica no es casual; refleja cómo los aborígenes integraron sus observaciones del cielo en su vida cotidiana y en sus prácticas religiosas.
La veneración de Guayarmina también se relaciona con la observación de las estrellas. La figura de esta deidad femenina se asocia con la dinastía de mujeres que gobernaban en Gran Canaria, donde el guanarteme, el líder tribal, debía casarse con una guayarmina para legitimar su posición. Esta estructura matrilineal es un aspecto fascinante de la sociedad canaria, que contrasta con las normas patriarcales de muchas culturas contemporáneas.
Martín señala que la llegada del cristianismo trajo consigo un cambio radical en la percepción de estas deidades. Las antiguas diosas de la fertilidad y el cielo fueron transformadas en la figura de la Virgen María, un proceso que se conoce como sincretismo. Este fenómeno cultural permitió que los elementos paganos se integraran en la nueva fe, creando una continuidad que facilitó la aceptación del cristianismo entre los aborígenes. La Virgen de Candelaria, por ejemplo, conserva en su iconografía elementos de los antiguos cultos astrales, como la media luna y el sol, que son difíciles de eliminar completamente.
### La Adaptación del Culto Indígena al Cristianismo
La adaptación del culto indígena al cristianismo es un tema central en la obra de Martín. La Iglesia medieval buscaba erradicar la adoración a los elementos del firmamento, pero en lugar de eliminar estas creencias, las integró en el nuevo culto. Así, las patronas de las islas canarias, como la Virgen del Pino y la Virgen de Candelaria, se presentan como figuras maternales que reflejan la cosmovisión indígena de la maternidad y la fertilidad.
La aparición de la Virgen de Candelaria es otro aspecto que Martín analiza en su libro. Esta aparición se produjo ante los aborígenes, no ante los conquistadores, lo que subraya la conexión entre la nueva fe y las creencias preexistentes. Las primeras ermitas se construyeron en lugares sagrados para los indígenas, como cuevas y roques, que estaban vinculados a su espiritualidad. Esto demuestra cómo el cristianismo se adaptó a los espacios sagrados de los aborígenes, creando un nuevo marco religioso que resonaba con sus tradiciones.
Los emplazamientos de estas ermitas no son aleatorios; están situados en puntos estratégicos que marcan eventos astronómicos importantes. Por ejemplo, la Capellanía y la Candelaria en Fuerteventura están alineadas con el ciclo solar, lo que refuerza la conexión entre el tiempo, el espacio y la espiritualidad indígena. Esta relación entre la naturaleza y la religión es un aspecto fundamental de la cultura canaria que perdura hasta nuestros días.
El estudio de Miguel A. Martín no solo ilumina la historia religiosa de Canarias, sino que también invita a reflexionar sobre la forma en que las culturas se entrelazan y evolucionan a lo largo del tiempo. La obra es un testimonio de la riqueza cultural de las islas y de cómo las creencias ancestrales pueden perdurar y transformarse en nuevas formas de espiritualidad.
