En el corazón de Telde, un pequeño municipio de Gran Canaria, se encuentra la cafetería Alonso, un lugar que ha sabido mantener viva la tradición gastronómica canaria a través de su emblemático bocadillo de caballa. Este bocadillo, que ha conquistado el paladar de los locales y visitantes por igual, es más que un simple plato; es un símbolo de la herencia familiar y de la dedicación a la cocina local.
### Un Legado Familiar de Sabor
La historia del bocadillo de caballa en la cafetería Alonso se remonta a 1979, cuando Adrián Alonso padre decidió abrir su negocio. Desde entonces, este bocadillo ha sido parte integral de la oferta gastronómica del local. La receta, que ha perdurado durante más de cuatro décadas, consiste en una combinación perfecta de caballa, rodajas de tomate natural, cebolla roja y un toque especial de vinagre al estragón. Esta mezcla de ingredientes ha sido cuidadosamente seleccionada y se ha mantenido inalterada a lo largo de los años, lo que ha contribuido a su popularidad.
Adrián Alonso Santana, hijo del fundador, ha estado al frente de la cafetería desde 1998, aunque comenzó a trabajar en el negocio familiar a la temprana edad de 14 años. Su pasión por la cocina y el compromiso con la calidad de los ingredientes son evidentes en cada bocadillo que prepara. «Mi padre siempre usó el vinagre al estragón y no lo voy a cambiar yo», afirma Adrián, subrayando la importancia de mantener la tradición.
La elección de los ingredientes es fundamental para el éxito del bocadillo. El pan que se utiliza proviene de la panadería Valerón, también ubicada en Telde, y los tomates y cebollas son cultivados localmente. Esta atención al detalle no solo asegura la frescura de los productos, sino que también apoya a los agricultores de la región, fortaleciendo la economía local.
### Un Punto de Encuentro para Generaciones
La cafetería Alonso no solo es conocida por su bocadillo de caballa, sino también por ser un punto de encuentro para diferentes generaciones de clientes. Adrián ha tenido la oportunidad de ver crecer a muchos de sus clientes, quienes ahora traen a sus hijos y nietos a disfrutar de los sabores de su infancia. «Aún queda gente viva de cuando mi padre abrió el negocio, pero he visto a chiquillos venir que ahora lo hacen con sus nietos», comenta con nostalgia.
Este ambiente familiar y acogedor ha hecho que la cafetería se convierta en un lugar emblemático en Telde. Además de los bocadillos de caballa, el menú incluye una variedad de embutidos y fiambres, que son preparados al momento para garantizar la frescura. Entre los favoritos de los clientes se encuentran el bocadillo de jamón serrano con queso manchego, tomate y un chorrito de aceite de oliva, que también goza de gran popularidad.
La pasión de Adrián por el fútbol, en particular por el Real Madrid, se refleja en la decoración de la cafetería. Una pared está dedicada a su equipo favorito, con camisetas, fotografías y otros objetos relacionados. «La pasión por el Real Madrid me viene de mi abuelo materno, que era un fanático, y yo soy igual», confiesa. Sin embargo, a pesar de su amor por el fútbol, Adrián asegura que no discute sobre el tema, prefiriendo que la cafetería sea un lugar de disfrute y camaradería.
La cafetería Alonso ha logrado mantenerse relevante en un mundo donde las tendencias gastronómicas cambian rápidamente. Su enfoque en la calidad, la tradición y el servicio al cliente ha sido clave para su éxito. En un momento en que muchos negocios luchan por sobrevivir, la cafetería ha encontrado su nicho al ofrecer un producto que no solo satisface el hambre, sino que también evoca recuerdos y emociones.
La historia del bocadillo de caballa en Telde es un testimonio del poder de la tradición y la dedicación. Cada bocado no solo es una explosión de sabor, sino también un viaje a través del tiempo, donde las generaciones se entrelazan en un mismo lugar, compartiendo risas, historias y, por supuesto, un delicioso bocadillo. La cafetería Alonso sigue siendo un faro de la cultura gastronómica canaria, un lugar donde el pasado y el presente se encuentran en cada plato servido.