El Gobierno británico ha anunciado la implementación de un documento de identidad obligatorio para acceder a un puesto de trabajo en el Reino Unido, una medida que se espera esté en vigor antes de que termine la legislatura. Este anuncio, realizado por el primer ministro Keir Starmer, busca dificultar el acceso de inmigrantes irregulares al mercado laboral y combatir la economía sumergida. La decisión ha generado un intenso debate en el país, donde la falta de un equivalente al DNI español ha suscitado preocupaciones sobre la privacidad de los ciudadanos. Sin embargo, el Ejecutivo está decidido a avanzar con esta política como parte de su estrategia para contener el crecimiento del partido populista Reform UK, que ha ganado terreno en las encuestas.
La propuesta del Gobierno británico tiene como objetivo principal limitar las oportunidades de empleo para aquellos que se encuentran en el país de manera irregular. Se espera que el nuevo documento impida que estas personas accedan a trabajos, lo que, según las autoridades, reducirá uno de los principales factores que atraen a inmigrantes a Reino Unido. Desde que los laboristas asumieron el poder el año pasado, se ha registrado un aumento del 50% en las detenciones por trabajo irregular, lo que refleja un endurecimiento de la política migratoria.
En un discurso en la Global Progress Action Summit, una cumbre de líderes progresistas celebrada en Londres, Starmer se mostró autocrítico al reconocer que el país ha sido demasiado indulgente con la inmigración irregular. «Durante demasiados años, ha sido muy fácil para las personas venir aquí, introducirse en la economía sumergida y permanecer de forma ilegal», afirmó. Además, enfatizó que es fundamental que todas las naciones controlen sus fronteras, argumentando que depender de mano de obra que explota a trabajadores extranjeros socava los salarios justos.
A pesar de su postura más dura sobre la inmigración, Starmer también se esforzó por diferenciarse de la retórica de la derecha populista, defendiendo la multiculturalidad del Reino Unido. «No hay tensión entre nuestros símbolos de orgullo y los símbolos de inclusión; entre nuestra nación multiétnica y moderna, nuestra historia y nuestro patrimonio», aseguró, subrayando la importancia de luchar por la diversidad cultural del país.
En el contexto de la cumbre progresista, la inmigración fue uno de los temas centrales de discusión. Líderes de diferentes naciones, como el primer ministro de Canadá y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, compartieron sus enfoques sobre cómo abordar el fenómeno migratorio. Sánchez, en particular, abogó por una estrategia que priorice la cooperación con los países de origen y tránsito de los inmigrantes, sugiriendo que la mejor manera de combatir la inmigración irregular es crear oportunidades en esos lugares.
La creciente preocupación por la inmigración ha llevado a los líderes socialdemócratas a buscar estrategias para contrarrestar el auge de la extrema derecha, que ha ganado fuerza en muchos países. Starmer advirtió sobre el peligro de la desinformación en las redes sociales, que alimenta divisiones entre «globalistas» y «nacionalistas». En su discurso, hizo un llamado a la renovación de la confianza entre las clases trabajadoras, que se sienten amenazadas por un panorama económico incierto.
La implementación del documento de identidad obligatorio se enmarca en un contexto más amplio de cambios en la política migratoria del Reino Unido. A medida que el partido Reform UK se posiciona como una fuerza significativa en la política británica, el Gobierno laborista se enfrenta al desafío de equilibrar la necesidad de controlar la inmigración con la defensa de los valores progresistas. La estrategia de Starmer parece ser un intento de recuperar el terreno perdido ante la creciente popularidad de la extrema derecha, al tiempo que se mantiene fiel a los principios de inclusión y diversidad que han caracterizado al partido laborista.
En resumen, la nueva medida del Gobierno británico para implementar un documento de identidad obligatorio en el mercado laboral refleja un cambio significativo en la política migratoria del país. A medida que se intensifica el debate sobre la inmigración, los líderes progresistas buscan encontrar un equilibrio entre la seguridad nacional y la defensa de los derechos humanos, en un momento en que la opinión pública se muestra cada vez más polarizada sobre este tema. La cumbre progresista ha servido como plataforma para discutir estos desafíos y explorar soluciones que puedan abordar las preocupaciones de los ciudadanos sin sacrificar los valores fundamentales de inclusión y diversidad.