El primer contacto entre una madre y su recién nacido, conocido como contacto piel con piel, es una práctica que ha demostrado tener un impacto significativo en la salud y el bienestar tanto del bebé como de la madre. Este contacto inmediato, que se lleva a cabo justo después del parto, no solo fortalece el vínculo afectivo, sino que también desencadena una serie de beneficios fisiológicos que son esenciales para la adaptación del recién nacido a su nuevo entorno. Recientes estudios han confirmado que esta práctica debe ser considerada un estándar de cuidado en todos los hospitales del mundo.
### Beneficios Fisiológicos del Contacto Piel con Piel
La evidencia científica respalda firmemente los beneficios del contacto piel con piel. Un análisis exhaustivo de múltiples estudios, que incluyó 69 ensayos clínicos y más de 7,290 parejas de madres e hijos, ha revelado que el contacto inmediato o temprano entre madre e hijo tiene efectos positivos en comparación con las prácticas tradicionales que separan al bebé de su madre tras el nacimiento. Este primer abrazo no solo promueve la lactancia materna, sino que también ayuda a regular la temperatura corporal del recién nacido, estabiliza sus niveles de glucosa en sangre y mejora su adaptación cardiorrespiratoria.
Uno de los hallazgos más destacados es la relación entre el contacto piel con piel y la lactancia materna. Las madres que sostienen a sus bebés en contacto directo con su piel tienen una mayor probabilidad de amamantar de forma exclusiva. Este efecto se observa tanto a corto plazo, desde la alta hospitalaria hasta el primer mes, como a largo plazo, manteniéndose entre las seis semanas y los seis meses de vida del niño. La lactancia materna es crucial para la salud infantil, ya que proporciona nutrientes esenciales y fortalece el sistema inmunológico del bebé.
Además, el contacto piel con piel actúa como un regulador natural para el recién nacido. Los estudios han demostrado que los bebés que experimentan este contacto logran mantener una temperatura corporal más estable, lo que es fundamental para su bienestar. También se ha observado que estos bebés presentan niveles de glucosa en sangre más altos, lo que es vital para prevenir la hipoglucemia neonatal, una condición que puede requerir suplementos con fórmula y puede interferir con el establecimiento de la lactancia.
### Impacto en la Madre y Consideraciones Éticas
Aunque los beneficios para el bebé son más evidentes, el impacto del contacto piel con piel en la madre también merece atención. Sin embargo, la evidencia sobre cómo este contacto influye en aspectos como el tiempo de expulsión de la placenta o la cantidad de sangrado posparto es menos concluyente. Los investigadores han señalado que se necesita más investigación para determinar si existe un efecto claro en estos aspectos, dado que los resultados han mostrado una alta variabilidad entre los estudios.
La revisión de la evidencia también ha planteado cuestiones éticas sobre la práctica de separar a los recién nacidos de sus madres tras el parto. Dado que los beneficios del contacto piel con piel son tan contundentes, los autores sugieren que podría ser injustificable continuar con la separación rutinaria de la madre y su bebé sano después del nacimiento. Las organizaciones de salud, como la OMS y UNICEF, han recomendado firmemente la implementación de esta práctica como un estándar de cuidado esencial.
La investigación ha incluido estudios realizados en países de diferentes niveles de ingresos, así como en diversas condiciones de parto, lo que refuerza la validez de los hallazgos. La amplitud de la revisión proporciona un panorama claro sobre la importancia del contacto piel con piel, no solo para la salud del recién nacido, sino también para la madre, al fortalecer el vínculo afectivo y facilitar la lactancia.
En resumen, el primer abrazo entre madre e hijo es mucho más que un gesto afectivo; es una intervención de bajo costo y alta efectividad que puede marcar una diferencia significativa en la salud y el bienestar de ambos. La ciencia respalda esta práctica como un componente esencial del cuidado neonatal, y su implementación debería ser una prioridad en todos los entornos de atención médica.
 
									 
					