El Bar Koyak, ubicado en el Mercado Municipal Altavista de Las Palmas de Gran Canaria, ha sido durante 50 años un punto de encuentro para los vecinos y visitantes de la zona. Este emblemático establecimiento no solo es conocido por su ambiente acogedor, sino también por su deliciosa oferta gastronómica, que incluye bocadillos y tapas que han conquistado a generaciones. Sin embargo, sus actuales propietarios han decidido traspasar el negocio, buscando a alguien que continúe con la filosofía familiar que ha caracterizado al bar desde su apertura en 1975.
### Un legado familiar en el corazón de la comunidad
Miguel Ángel Vizcaíno García, uno de los hijos del fundador, ha estado al frente del Bar Koyak durante gran parte de su vida. Desde pequeño, ha estado inmerso en el mundo de la gastronomía, y su pasión por la cocina es evidente en cada plato que sale de su cocina. «Si por mí fuera, yo viviría dentro de la cocina, es lo que he mamado desde pequeño», comenta con una sonrisa. Esta conexión emocional con el bar es palpable, y Miguel Ángel ha decidido que, en lugar de cerrar sus puertas, lo mejor es encontrar a un nuevo propietario que comparta el mismo amor por el negocio.
La historia del Bar Koyak está marcada por el esfuerzo y la dedicación de la familia Vizcaíno. La madre de Miguel Ángel, quien trabajó en el bar durante 35 años, es un ejemplo de la tenacidad que ha caracterizado a este establecimiento. En una época en la que el machismo era predominante, ella logró hacerse un nombre en el sector, enfrentándose a numerosos desafíos. Esta herencia de lucha y perseverancia es lo que Miguel Ángel espera que continúe en el futuro del bar.
### La clientela: un vínculo emocional
El Bar Koyak no solo es un lugar para comer; es un espacio donde se han forjado amistades y recuerdos. Fernando, uno de los clientes más fieles, ha estado presente desde el primer día de apertura. Su historia es emblemática: fue el primer cliente en entrar al bar y, tras el cierre por la pandemia, fue también el primero en regresar cuando se reabrió. Este tipo de anécdotas son comunes entre los clientes habituales, quienes han visto crecer a sus hijos y han compartido momentos significativos en el bar.
Corina Suárez, otra clienta habitual, expresa su tristeza ante la noticia del traspaso. «Siempre te encuentras a alguien, te enteras de alguna noticia nueva, hablas de cualquier tipo de cosa. Cuando ya no estén, nos hará falta en el día a día», dice. Para muchos, el Bar Koyak es más que un simple establecimiento; es un hogar donde se sienten cómodos y bienvenidos. La comunidad ha crecido en torno a este lugar, y la idea de que pueda cambiar de manos genera una mezcla de nostalgia y esperanza.
Loli, otra de las clientas que visita el bar cada mañana, también se siente apenada por el traspaso, pero entiende que los propietarios merecen descansar. «Espero que los próximos dueños mantengan a los camareros de toda la vida», dice, reflejando el deseo de que la esencia del bar se conserve. La continuidad del personal es un aspecto crucial para muchos clientes, quienes han desarrollado relaciones personales con los camareros a lo largo de los años.
### La búsqueda de un nuevo propietario
La decisión de traspasar el Bar Koyak no ha sido fácil para la familia Vizcaíno. Miguel Ángel ha dejado claro que no se lo dará a cualquiera. «Eso está en mis principios morales y de mi familia: que tenga devoción por esto y que le guste, que eso se nota», afirma. Esta búsqueda de un nuevo propietario que comparta la pasión por la gastronomía y el servicio al cliente es fundamental para asegurar que el bar continúe siendo un lugar especial para la comunidad.
El futuro del Bar Koyak es incierto, pero la familia espera que el nuevo dueño pueda mantener la tradición y el espíritu que han hecho de este lugar un ícono en Las Palmas. La historia del bar es un testimonio de la importancia de los negocios familiares en la comunidad, y su legado perdurará mientras haya personas dispuestas a continuar con su misión de ofrecer un espacio acogedor y delicioso para todos.
En un mundo donde los cambios son constantes, el Bar Koyak se mantiene como un símbolo de resistencia y amor por la gastronomía local. La comunidad espera con ansias el próximo capítulo de esta historia, confiando en que el nuevo propietario honre el legado de medio siglo que ha dejado la familia Vizcaíno.