La reciente experiencia de un apagón masivo en España ha dejado a la población reflexionando sobre la fragilidad de su sistema eléctrico. Este evento, que tuvo lugar el 28 de abril de 2025, no solo interrumpió el suministro de electricidad en todo el país, sino que también planteó preguntas críticas sobre la infraestructura energética y la dependencia de fuentes renovables. Este artículo explora las causas detrás de este apagón y las implicaciones que tiene para el futuro energético de España.
**Causas del Apagón: Un Sistema en Crisis**
El apagón que dejó a España en la oscuridad durante un breve pero significativo periodo de tiempo fue el resultado de una serie de fallos en la red eléctrica. A las 12:33 horas, se perdieron de forma abrupta al menos 15 gigavatios de electricidad, lo que llevó al país a un estado de «cero energético». Este evento ha sido descrito como el mayor apagón en la historia moderna de España, y aunque la situación fue recuperada rápidamente, las repercusiones fueron profundas.
Los expertos han señalado que la falta de inversión en la infraestructura eléctrica ha sido un factor determinante en este colapso. A medida que las energías renovables, especialmente la solar, han ido ganando terreno, la red eléctrica no ha sido capaz de adaptarse a este cambio. La energía solar fotovoltaica, que en el momento del apagón representaba más de la mitad de la electricidad generada, fue la primera en caer, lo que desencadenó una serie de desconexiones en la red.
La Red Eléctrica de España (REE) ha explicado que la saturación del sistema y las oscilaciones de potencia fueron las principales causas del colapso. En los minutos previos al apagón, la red funcionaba con normalidad, pero la desconexión de una central solar en el suroeste de la Península provocó una reacción en cadena que culminó en un colapso masivo. Este tipo de eventos no son nuevos; en el último año, se habían producido situaciones de alto riesgo que habían llevado al sistema al límite, pero esta vez se sobrepasó la línea roja.
**El Debate sobre las Energías Renovables**
El apagón ha reavivado el debate sobre la viabilidad de las energías renovables en España. Si bien estas fuentes de energía son consideradas limpias y sostenibles, su integración en un sistema eléctrico que no ha recibido la inversión necesaria para estabilizarse ha generado preocupaciones. La energía nuclear, que aún aporta un 20% de la electricidad total generada, ha sido defendida por algunos como una alternativa más estable, especialmente en momentos de crisis como el que se vivió.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha intentado desvincular a las energías renovables de la culpa del apagón, señalando a las grandes eléctricas como responsables. Sin embargo, el hecho de que la energía solar fuera la principal fuente de energía en el momento del colapso plantea preguntas sobre la capacidad de la red para manejar la creciente dependencia de estas fuentes.
La falta de inversión en sistemas de estabilización de corriente ha sido otro punto crítico. A medida que las energías renovables se han vuelto más populares, la infraestructura necesaria para soportarlas no ha crecido al mismo ritmo. Esto ha llevado a una situación en la que la red eléctrica se encuentra desprotegida ante fluctuaciones bruscas en la producción de energía, lo que puede resultar en apagones como el que se experimentó.
La situación se complica aún más por el hecho de que las centrales de gas de ciclo combinado, que podrían haber actuado como un respaldo, no estaban operativas debido a la baja rentabilidad en un contexto de precios de electricidad cero. Esta combinación de factores ha creado un entorno peligroso que ha dejado a la red vulnerable.
A medida que España avanza hacia un futuro más verde, es crucial que se realicen inversiones significativas en la infraestructura eléctrica. La transición hacia energías renovables no debe comprometer la estabilidad del sistema, y es esencial que se implementen medidas para garantizar que la red pueda manejar la variabilidad inherente a estas fuentes de energía.
El apagón de abril de 2025 es un recordatorio de que, aunque la transición energética es necesaria y deseable, debe hacerse de manera planificada y con la inversión adecuada. Sin una infraestructura robusta y bien mantenida, el riesgo de futuros apagones seguirá presente, y la confianza del público en el sistema eléctrico podría verse gravemente afectada.