La llegada de un nuevo producto congelado a Mercadona ha desatado una ola de críticas en las redes sociales, especialmente en TikTok, donde los canarios han expresado su descontento. Este producto, aguacate troceado y congelado, se ha presentado en bolsas de un kilo a un precio de aproximadamente ocho euros. Aunque en otras regiones podría ser considerado práctico, en Canarias ha generado un rechazo casi unánime. La comunidad ha comenzado a cuestionar no solo el precio, sino también la procedencia del aguacate, que proviene de otros lugares en lugar de ser local.
La reacción de los canarios no se ha hecho esperar. En los comentarios de TikTok, muchos usuarios han lamentado que, con la calidad del aguacate local, se opte por un producto congelado. «Con el aguacate tan bueno que tenemos en Canarias y lo comprarán congelado… y de otro sitio», se quejaba un usuario, haciendo referencia al aguacate de Mogán, conocido por su textura y sabor excepcionales. Este aguacate fresco, que se puede encontrar en el mercado por menos de cinco euros el kilo, es una opción mucho más atractiva para los isleños.
La controversia no solo gira en torno al precio, sino también a la calidad del producto. Algunos usuarios han hecho cálculos y han señalado que, aunque el aguacate congelado puede parecer más barato, el sabor y la frescura son inigualables. «El kilo fresco cuesta 4,70. Te ahorras 1,40 aunque el sabor será raro supongo…», comentaba otro usuario, reflejando la preocupación por la calidad del aguacate congelado.
En medio de este debate, hay quienes defienden la conveniencia de los productos congelados, argumentando que conservan mejor los nutrientes. Sin embargo, en Canarias, el apego a los productos locales es fuerte. Para muchos, consumir productos de la tierra no solo es una cuestión de sabor, sino también de identidad y economía. El aguacate canario no es solo una fruta; es un símbolo de la cultura local, cultivado en terrazas que desafían el clima y el tiempo.
La polémica ha puesto de manifiesto que la relación de los canarios con su comida es profundamente emocional. No se trata solo de adquirir un ingrediente, sino de lo que representa: la autenticidad, el origen y la cercanía. Comprar un aguacate congelado que no proviene de las islas y que, además, tiene un precio superior, resulta inaceptable para muchos isleños. La calidad del aguacate canario, especialmente el de municipios como Mogán o Valle de Guerra, es incomparable, y la idea de optar por un producto congelado de otro lugar es vista como un sinsentido.
La situación ha llevado a Mercadona a replantearse su estrategia de marketing en Canarias. La cadena de supermercados, que ha tenido éxito en otras regiones con productos similares, se enfrenta ahora a un desafío en un mercado donde la preferencia por lo local es tan fuerte. La respuesta de los canarios a este nuevo producto ha sido clara: prefieren el aguacate fresco, cultivado en su tierra, a un producto que, aunque pueda ser más conveniente, no cumple con sus expectativas de calidad y autenticidad.
Este episodio también resalta la importancia de la producción local en la economía canaria. Al optar por productos locales, los consumidores no solo apoyan a los agricultores de la región, sino que también contribuyen a la preservación de su paisaje y su cultura. La producción de aguacate en Canarias es un ejemplo de cómo la agricultura local puede prosperar, ofreciendo productos de alta calidad que son valorados tanto por su sabor como por su significado cultural.
En resumen, el aguacate congelado de Mercadona ha abierto un debate significativo en Canarias, donde la calidad y la procedencia de los alimentos son temas de gran importancia. La comunidad ha dejado claro que, aunque la conveniencia puede ser atractiva, la autenticidad y el apoyo a los productos locales son valores que prevalecen en su elección de alimentos. La respuesta de los canarios a este nuevo producto es un recordatorio de que, en un mundo cada vez más globalizado, la conexión con la tierra y la cultura local sigue siendo fundamental.