La economía actual presenta un panorama preocupante en cuanto a la desigualdad entre generaciones. Un reciente informe del Instituto Juan de Mariana ha revelado que los nuevos jubilados están percibiendo ingresos significativamente más altos que los trabajadores menores de 35 años. Esta situación no solo refleja una disparidad en los ingresos, sino que también pone de manifiesto un problema estructural en el sistema de pensiones y en el acceso a la vivienda.
### Ingresos y Pensiones: Un Desbalance Alarmante
Según el informe, los pensionistas actuales reciben, en promedio, un 62% más de lo que aportaron al sistema a lo largo de su vida laboral. En contraste, los trabajadores jóvenes, específicamente aquellos entre 18 y 29 años, han visto caer su ingreso real en un 3% entre 2008 y 2024. Mientras los nuevos jubilados perciben una media de 1.760 euros mensuales, los menores de 35 años apenas alcanzan los 1.670 euros. Este desbalance no solo es un indicador de la desigualdad económica, sino que también refleja la carga fiscal cada vez más pesada que soportan los jóvenes para financiar el sistema de pensiones.
El informe destaca que la renta destinada a pagar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y las cotizaciones sociales ya representa el 39,5% del coste laboral de un salario medio, una cifra que supera el promedio observado en la OCDE, que es del 31,8%. Si se incluyen otros impuestos como el IVA y el IBI, la carga fiscal total podría ascender hasta el 55%. Esta situación genera un círculo vicioso donde los jóvenes se ven obligados a destinar una parte significativa de sus ingresos a impuestos, lo que limita su capacidad de ahorro y, en consecuencia, su posibilidad de acceder a la vivienda.
### Acceso a la Vivienda: Un Sueño Lejano para los Jóvenes
La desigualdad económica no se limita a los ingresos, sino que se extiende a la propiedad de la vivienda. Un dato alarmante es que el 81% de las personas nacidas entre 1945 y 1965 eran propietarios de una vivienda a los 42 años, mientras que menos del 50% de los nacidos después de 1985 han logrado alcanzar este objetivo. Solo un 20% de los menores de 35 años tiene una hipoteca, lo que pone de manifiesto las dificultades que enfrentan las nuevas generaciones para acceder a la propiedad.
El Banco de España también ha aportado datos que evidencian esta tendencia. Los jóvenes nacidos entre 1986 y 1995 tenían, a los 35 años, una riqueza neta media de 45.000 euros, en comparación con los 120.000 euros acumulados por aquellos nacidos dos décadas antes. Esta disminución en la riqueza acumulada es un reflejo de la crisis del acceso a la vivienda, que ha sido exacerbada por la falta de oferta y el aumento de precios en el mercado inmobiliario.
Los expertos advierten que esta situación no solo afecta a la economía de los jóvenes, sino que también tiene implicaciones a largo plazo para la estabilidad económica del país. La falta de acceso a la vivienda y la creciente carga fiscal están creando un entorno en el que las nuevas generaciones acumulan cada vez menos patrimonio, lo que a su vez limita su capacidad para invertir y contribuir al crecimiento económico.
### Un Futuro Incierto
La brecha generacional en términos de ingresos y acceso a la vivienda plantea preguntas críticas sobre el futuro económico de las nuevas generaciones. A medida que los jóvenes enfrentan desafíos como la falta de oferta de vivienda, un mercado laboral poco flexible y una carga fiscal creciente, su situación económica parece estar en un camino descendente. Por otro lado, las rentas de los jubilados se han beneficiado de un sistema de pensiones que se ha vuelto cada vez más generoso, lo que ha llevado a un aumento en su riqueza y estabilidad financiera.
La situación actual exige un análisis profundo y un debate sobre cómo se pueden reformar los sistemas de pensiones y vivienda para asegurar un futuro más equitativo para todas las generaciones. La necesidad de políticas que aborden estas desigualdades es más urgente que nunca, ya que el bienestar económico de las futuras generaciones depende de las decisiones que se tomen hoy. La economía no puede seguir beneficiando desproporcionadamente a una generación a expensas de otra, y es fundamental encontrar un equilibrio que permita a todos prosperar.