En las profundidades del océano, un grupo de científicos ha realizado un descubrimiento fascinante que desafía nuestra comprensión de las relaciones simbióticas en el reino animal. Se han identificado tres nuevas especies de arañas marinas del género Sericosura, que habitan en áreas cercanas a respiraderos de metano en California y Alaska. A diferencia de sus parientes terrestres, que se alimentan de otros invertebrados, estas arañas han desarrollado una relación única con bacterias que descomponen el metano, convirtiéndose en cultivadoras de estos microorganismos en sus propios cuerpos.
### Un Ecosistema Microbiano en el Exoesqueleto
Las arañas marinas poseen un exoesqueleto que está recubierto por una densa capa de bacterias metanotróficas y metilotróficas. Estas bacterias se organizan en cúmulos microscópicos y crecen en sustancias poliméricas extracelulares que actúan como un “pegamento biológico”. Este descubrimiento fue posible gracias a técnicas avanzadas como la secuenciación metagenómica y la hibridación fluorescente, que revelaron una diversidad bacteriana notablemente diferente a la que se encuentra libre en el sedimento del fondo marino. Esto sugiere que las arañas no solo albergan estas bacterias, sino que las seleccionan y cultivan activamente, lo que marca un hito en la comprensión de las interacciones entre organismos marinos.
Para confirmar el flujo de sustancias hacia las arañas, los investigadores realizaron experimentos en los que expusieron ejemplares vivos a metano y metanol marcados con isótopos de carbono-13. En solo cinco días, se detectaron estos compuestos primero en las bacterias del exoesqueleto y luego en los tejidos digestivos de las arañas. Este hallazgo proporciona evidencia contundente de que las arañas consumen su propio “cultivo microbiano” utilizando piezas bucales especializadas, lo que las convierte en un caso único dentro del reino animal.
### Implicaciones para el Cambio Climático
El comportamiento de estas arañas marinas tiene implicaciones significativas para la regulación de gases de efecto invernadero en el océano. Al metabolizar el metano, un gas que es 25 veces más potente que el dióxido de carbono, las arañas actúan como filtros vivos, evitando que una parte de este gas alcance la atmósfera. Aunque su biomasa es relativamente pequeña, su capacidad para movilizar y redistribuir compuestos de metano contribuye al equilibrio del ciclo global de carbono. Este descubrimiento arroja luz sobre cómo los organismos en ambientes abisales pueden desempeñar un papel crucial en la mitigación del cambio climático.
Los científicos explican que, al retener y metabolizar metano en el fondo oceánico, estas arañas no solo ayudan a reducir las emisiones de este potente gas de efecto invernadero, sino que también abren nuevas vías para la investigación en biotecnología marina. Comprender los mecanismos de adhesión bacteriana y transferencia de nutrientes podría inspirar el desarrollo de biorreactores que conviertan el metano en recursos útiles, lo que podría tener aplicaciones en la producción de energía y en la bioremediación.
Este descubrimiento no solo amplía nuestro conocimiento sobre la biodiversidad en los ecosistemas marinos, sino que también destaca la importancia de las interacciones simbióticas en la naturaleza. Las arañas marinas del género Sericosura son un ejemplo de cómo la evolución puede dar lugar a estrategias innovadoras para sobrevivir en entornos extremos, y cómo estas estrategias pueden tener un impacto significativo en el medio ambiente global.
El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), y representa un avance importante en la comprensión de las dinámicas de los ecosistemas marinos y su relación con el cambio climático. A medida que los científicos continúan explorando las profundidades del océano, es probable que se descubran más secretos sobre la vida marina y su capacidad para adaptarse y prosperar en condiciones adversas.