Las negociaciones para poner fin al conflicto en Gaza han comenzado, pero el camino hacia la paz está lleno de obstáculos. Las delegaciones de Israel y Hamás se han reunido en Egipto, con la mediación de actores internacionales, para discutir un plan propuesto por el expresidente estadounidense Donald Trump. Este plan, que incluye 20 puntos, busca detener el asalto militar en la Franja y establecer un marco para su futuro tras el conflicto. Sin embargo, la situación humanitaria en Gaza es crítica, lo que añade urgencia a las negociaciones. A pesar de las presiones, el contenido del plan es vago y carece de detalles específicos, lo que complica aún más el proceso de negociación.
Uno de los aspectos más destacados del plan es la propuesta de un alto el fuego, que entraría en vigor si ambas partes llegan a un acuerdo. Hamás tendría un plazo de 72 horas para liberar a todos los rehenes en su poder, que se estima en 48, de los cuales alrededor de 20 estarían vivos. A cambio, las tropas israelíes se retirarían de aproximadamente la mitad del territorio de la Franja. Sin embargo, este acuerdo inicial plantea un dilema para Hamás, ya que perdería su única herramienta de negociación sin garantías claras de que se cumplirán los demás términos del acuerdo.
### La Dificultad de las Garantías Internacionales
Uno de los puntos críticos en las negociaciones es el papel de los garantes internacionales, especialmente Estados Unidos. La opinión pública en Israel está dividida; aunque hay un deseo de que los rehenes regresen, no hay un consenso sobre la necesidad de poner fin a la violencia. Esto podría dar a Netanyahu la oportunidad de continuar con las operaciones militares en Gaza a menos que existan garantías internacionales sólidas. Hasta ahora, Israel ha ignorado las demandas iniciales de Trump, lo que sugiere que las negociaciones podrían estancarse.
Además de las garantías, otro obstáculo significativo es la lista de prisioneros palestinos que Israel debería liberar. Se habla de un total de 250 prisioneros condenados a cadena perpetua, así como de otros 1,700 detenidos desde el inicio de este conflicto. Marwan Barghouti, un líder respetado entre las facciones palestinas, es uno de los nombres más mencionados. Su liberación podría revitalizar el movimiento nacional palestino, algo que Israel desea evitar a toda costa.
El plan de Trump ha sido criticado por su falta de equidad y por no abordar las raíces del conflicto. Se percibe más como una propuesta que favorece a Israel, lo que obliga a Hamás a capitular para que el acuerdo tenga éxito. Aunque Hamás ha mostrado disposición a ceder el control de Gaza, ha dejado claro que no se desarmará hasta que se ponga fin a la ocupación israelí y se establezca un Estado palestino, condiciones que el plan de Trump no satisface.
### Implicaciones del Plan de Trump
El plan también sugiere que Israel no ocupará ni anexará Gaza, pero no establece un cronograma claro para la retirada de sus tropas, permitiendo que permanezcan en un «perímetro de seguridad» que abarca al menos el 15% del territorio de Gaza. Esta situación ha sido calificada por analistas como una continuación de la ocupación, lo que plantea serias dudas sobre la autonomía real que los palestinos tendrían en su propio territorio.
El enfoque del plan de Trump incluye la creación de un gobierno tecnócrata palestino que carecería de autonomía real, ya que las decisiones sobre Gaza serían tomadas por un «Consejo de Paz» liderado por Trump y otros líderes internacionales. Esta propuesta ha sido rechazada por Hamás, que ha afirmado que no permitirá que nadie ajeno a Palestina controle sus asuntos. Sin embargo, la organización se encuentra en una posición política débil y podría verse obligada a aceptar un acuerdo que muchos consideran desastroso para los intereses nacionales palestinos.
La situación en Gaza es desesperada, y muchos ciudadanos sienten que su supervivencia depende de un acuerdo. Un joven de la Franja resumió la disyuntiva de manera impactante: «Si hay acuerdo, sobrevivimos; si no lo hay, será como una sentencia de muerte». Esta realidad resalta la urgencia de las negociaciones y la necesidad de un enfoque que realmente aborde las preocupaciones de ambas partes, en lugar de perpetuar un ciclo de violencia y sufrimiento.