La situación de los menores migrantes solicitantes de asilo en Canarias ha generado un intenso debate y una serie de tensiones entre el Gobierno regional y el Ejecutivo central. Este lunes, un grupo de diez menores partió hacia la península, marcando un hito en el proceso de traslado que ha estado rodeado de críticas y acusaciones de falta de coordinación. La directora general de Protección a la Infancia y a las Familias del Gobierno de Canarias, Sandra Rodríguez, ha expresado su preocupación por la falta de planificación y la improvisación en los traslados, lo que ha llevado a la decisión de no realizar una segunda derivación de 15 chicos esta semana.
La situación se complica aún más por la supervisión de la Fiscalía, que debe garantizar la tutela de los menores mientras el Gobierno central se encarga de su custodia. A pesar de las promesas de que habrá nuevos traslados en los próximos días, la falta de claridad en la logística y la disponibilidad de plazas ha generado desconfianza en el Gobierno canario. Rodríguez ha advertido que, si el Estado no cumple con sus compromisos, se verán obligados a recurrir nuevamente al Tribunal Supremo, lo que podría agravar aún más la situación.
### Coordinación y Planificación en el Proceso de Traslado
La falta de un protocolo claro para el traslado de los menores ha sido uno de los puntos más criticados por las autoridades canarias. Durante una reciente reunión entre representantes de ambos gobiernos, se acordó establecer reuniones técnicas diarias para monitorear el proceso, así como un calendario de traslados que se extenderá hasta principios de septiembre. Sin embargo, la directora general de Infancia ha señalado que este calendario es variable y que el Gobierno central ha tenido tiempo suficiente para buscar soluciones adecuadas para los más de 1.000 niños y niñas solicitantes de asilo que se encuentran en el archipiélago.
La situación se complica aún más con la saturación del sistema estatal, que se encuentra al 86%, mientras que en Canarias la saturación alcanza niveles alarmantes del 750%. Esta discrepancia ha llevado a un aumento de las tensiones entre ambas administraciones, con el Gobierno canario exigiendo una respuesta más efectiva y rápida por parte del Estado. Además, se ha criticado la falta de información sobre la identidad de los técnicos que acompañarán a los menores durante los traslados, lo que ha llevado a la necesidad de un requerimiento formal para obtener estos datos.
La situación de los menores en el antiguo acuartelamiento de La Isleta también ha sido objeto de preocupación. Con 142 niños que aún no han sido evaluados y algunos de ellos a punto de cumplir un mes en este recurso, la presión sobre las autoridades canarias para encontrar soluciones adecuadas se intensifica. La falta de evaluación y atención adecuada a estos menores plantea serias dudas sobre el compromiso del Estado para garantizar su bienestar.
### Reacciones a la Xenofobia en el Norte de España
La llegada de los menores migrantes a la península no ha estado exenta de controversia. En Gijón, Asturias, donde se trasladaron los primeros diez menores, se produjo un incidente alarmante que refleja la creciente ola de xenofobia en el país. Una pancarta con simbología nazi fue colocada en la ciudad, exigiendo la expulsión de los niños migrantes, lo que llevó a la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, a condenar este acto y a pedir respeto por la decisión del Ministerio de no hacer público el destino de los menores para proteger su identidad.
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, también se pronunció al respecto, enfatizando la importancia de la humanidad y la colaboración de las instituciones y la sociedad para garantizar la seguridad de los niños. La intención del Ministerio de Migraciones era proteger a estos menores, pero la divulgación de su destino por parte del Ayuntamiento de Gijón ha complicado la situación, generando un ambiente hostil hacia ellos.
A pesar de las dificultades, el Gobierno de Asturias ha manifestado su disposición a colaborar en lo que sea necesario para garantizar el bienestar de los menores. Sin embargo, la falta de comunicación entre el Gobierno central y las autoridades locales ha puesto de manifiesto la necesidad de una mejor coordinación en la gestión de estos casos, especialmente en un contexto donde la xenofobia y el rechazo hacia los migrantes están en aumento.
La situación de los menores migrantes en España es un reflejo de los desafíos más amplios que enfrenta el país en términos de integración y protección de los derechos humanos. La presión sobre las autoridades para encontrar soluciones efectivas y humanas es más urgente que nunca, y la forma en que se manejen estos casos podría tener un impacto significativo en la vida de estos jóvenes y en la percepción de la sociedad hacia la migración.