La situación política en Perú se ha vuelto cada vez más tensa, especialmente para la presidenta provisional Dina Boluarte, quien enfrenta múltiples denuncias que amenazan su estabilidad en el cargo. En un contexto donde su popularidad se encuentra por debajo del cinco por ciento, Boluarte ha sido objeto de acusaciones que incluyen enriquecimiento ilícito y omisiones en sus declaraciones juradas. La Fiscalía ha presentado tres denuncias constitucionales en su contra, lo que ha llevado a un clima de incertidumbre en el país.
La presidenta Boluarte, quien asumió el cargo tras la destitución de Pedro Castillo a fines de 2022, ha tenido que lidiar con un Congreso que no solo ha mostrado su capacidad para destituir presidentes, sino que también ha sido un actor clave en su actual situación. La reciente autorización del Congreso para que Boluarte asista a la entronización del papa León XIV ha sido vista como un intento de la mandataria de buscar apoyo internacional en medio de una crisis interna. Sin embargo, su viaje ha sido criticado por muchos, quienes consideran que representa un despropósito en el contexto de las acusaciones que enfrenta.
### Denuncias y Acusaciones
Las denuncias contra Boluarte no son menores. La Fiscalía ha argumentado que la presidenta debe ser imputada por el uso excesivo de la fuerza estatal durante las protestas que siguieron a la caída de Castillo, donde se reportaron más de 75 heridos y al menos 50 muertes. Este uso de la fuerza ha sido severamente criticado por organizaciones de derechos humanos, incluyendo Amnistía Internacional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Además, la presidenta ha sido acusada de no declarar adecuadamente sus bienes, incluyendo joyas y relojes de lujo, lo que ha alimentado las sospechas sobre su integridad y transparencia.
La situación se complica aún más con la inclusión de otros exfuncionarios en las denuncias, como el expresidente del Consejo de Ministros y varios exministros del Interior y Defensa. Esto sugiere que la crisis no solo afecta a Boluarte, sino que también involucra a un amplio espectro del gobierno, lo que podría tener repercusiones significativas en la política peruana.
Los familiares de las víctimas de la represión policial han hecho un llamado al papa León XIV, pidiendo su intervención para obtener justicia. La carta enviada al pontífice destaca la indiferencia del Estado hacia las víctimas y critica las acciones del gobierno, que ha impuesto multas a organismos de derechos humanos que defienden a los afectados. Este contexto de violencia y represión ha dejado una huella profunda en la sociedad peruana, y muchos consideran que la falta de justicia podría llevar a un ciclo de violencia aún mayor.
### La Fragilidad del Gobierno
La gestión de Boluarte ha sido caracterizada por una constante lucha por la supervivencia política. Desde su llegada al poder, ha tenido que navegar en un entorno hostil, donde el Congreso ha demostrado ser un actor impredecible. La historia reciente de Perú está marcada por la inestabilidad política, con varios presidentes destituidos en los últimos años. La situación actual no es diferente, y muchos analistas advierten que la suerte de Boluarte depende en gran medida de las decisiones del Tribunal Constitucional, que tiene la autoridad para archivar o avanzar con las denuncias en su contra.
La presidenta ha buscado apoyo en figuras políticas como Keiko Fujimori, líder de Fuerza Popular, quien ha logrado evitar un juicio por corrupción. Esta alianza ha sido vista como un intento de Boluarte de consolidar su poder, pero también ha generado críticas sobre la legitimidad de su gobierno. La elección de un primer ministro vinculado a la corrupción ha alimentado aún más las dudas sobre la integridad de su administración.
La fragilidad de la situación política en Perú se ve reflejada en la historia reciente de sus presidentes. Alejandro Toledo y Ollanta Humala enfrentan problemas legales serios, mientras que Alan García se suicidó antes de ser arrestado por corrupción. Esta historia de inestabilidad ha llevado a muchos a cuestionar si Boluarte podrá evitar un destino similar. La presión sobre su gobierno continúa aumentando, y la falta de un respaldo sólido en el Congreso podría resultar en un desenlace dramático.
En este contexto, la presencia de Boluarte ante el papa León XIV se presenta como un acto simbólico que podría tener repercusiones tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, muchos consideran que este viaje es un intento de desviar la atención de los problemas internos que enfrenta, en lugar de una verdadera búsqueda de soluciones. La situación en Perú sigue siendo volátil, y el futuro político de Boluarte está en juego, mientras el país observa con atención los próximos movimientos de su gobierno.