Los bomberos de Las Palmas de Gran Canaria han iniciado un conflicto abierto con el Ayuntamiento de la ciudad, manifestando su descontento por la falta de respeto y la escasez de inversiones en recursos materiales y humanos. Este lunes, los miembros del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) se concentraron en las cocheras del Parque de Bomberos de Miller Bajo, donde expresaron sus preocupaciones sobre la organización interna del servicio y la necesidad de actualizar los procedimientos operativos, que no han cambiado desde 2002.
Uno de los puntos más críticos que señalaron los bomberos es la falta de protocolos específicos para enfrentar situaciones modernas, como el incendio de vehículos eléctricos o híbridos. Raúl Esclarín, cabo y delegado sindical de UGT, destacó que actualmente no existe un procedimiento claro para manejar estos incidentes, lo que pone en riesgo tanto a los bomberos como a la ciudadanía. «Cada persona al mando indicará lo que se debe hacer sin un protocolo que lo respalde», comentó Esclarín, enfatizando la necesidad de contar con directrices actualizadas que garanticen la seguridad y eficacia del servicio.
La antigüedad de los vehículos también es un tema de preocupación. Los camiones de bomberos tienen una media de 22 años, lo que limita su operatividad y eficiencia. Además, la plantilla de bomberos presenta una edad media de 52 años, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del servicio a largo plazo. «Llevamos años intentando que la administración invierta en bomberos, no solo en dinero, sino también en eficacia y organización en el servicio», añadió Esclarín, reflejando la frustración de sus compañeros.
### Carencias Materiales y Protestas Simbólicas
Las carencias materiales son un factor que agrava la situación. Actualmente, el parque de bomberos solo cuenta con un vehículo autoescalera, que está sujeto a una orden que limita su uso. Esto significa que, en caso de una emergencia en un edificio alto, la decisión de utilizar este vehículo queda a criterio del mando presente, lo que puede resultar en una respuesta inadecuada ante situaciones críticas. «Si hay una desgracia grave en una sexta planta, queda a criterio del mando que esté en ese momento», denunció Esclarín, subrayando la gravedad de la situación.
Durante la protesta, los bomberos llevaron a cabo una acción simbólica al arrojar sus uniformes en señal de desacuerdo. Este acto no solo representó su descontento con la falta de atención a sus demandas, sino que también simbolizó el cambio de color de sus uniformes, que pasó del tradicional azul al rojo hace aproximadamente cuatro años, un cambio que, según Esclarín, se realizó sin consultar a los trabajadores, lo que consideran una falta de respeto.
El conflicto tiene sus raíces en intentos fallidos de alcanzar acuerdos con el gobierno municipal. Los bomberos han intentado mantener un diálogo con el concejal de Seguridad, Josué Íñiguez, pero una reunión programada fue cancelada a última hora, lo que ha aumentado la frustración entre los trabajadores. «Hemos intentado que se reúnan con nosotros para explicarles los problemas de primera mano, pero la verdad es que es muy complicado», lamentó Esclarín, reflejando la dificultad de establecer un canal de comunicación efectivo con las autoridades.
A pesar de la situación tensa, los bomberos esperan que el Ayuntamiento colabore para encontrar soluciones. Sin embargo, han advertido que, si no se avanza en este sentido, están dispuestos a adoptar medidas más contundentes. «Tendremos una reunión con el concejal y esperamos que sea la primera piedra que se ponga para poder todos juntos caminar hacia un servicio mejor», concluyó el portavoz de los bomberos, dejando claro que la situación actual no puede continuar.
La crisis en el Servicio de Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria pone de manifiesto la necesidad urgente de abordar las carencias en recursos y protocolos, así como la importancia de establecer un diálogo efectivo entre los trabajadores y el Ayuntamiento. La seguridad de la ciudadanía y la eficacia del servicio dependen de la atención a estas demandas, que buscan no solo mejorar las condiciones laborales de los bomberos, sino también garantizar una respuesta adecuada ante emergencias en la ciudad.