En un movimiento que ha captado la atención tanto a nivel nacional como internacional, el Gobierno de Bélgica ha comenzado a enviar 149.000 cartas a jóvenes de 17 años, invitándolos a participar en un servicio militar voluntario que comenzará en 2026. Este programa, que ofrece una remuneración de 2.000 euros netos al mes, marca el regreso de una opción de servicio militar en el país, después de que se suspendiera el servicio obligatorio en 1993. La iniciativa, anunciada por el ministro de Defensa, Theo Francken, busca atraer a nuevos reclutas para las fuerzas armadas, en un contexto donde se ha acordado aumentar el gasto en defensa hasta el 2% del PIB, alineándose con los objetivos de la OTAN.
La decisión de reactivar el servicio militar, aunque de forma voluntaria, ha generado un debate considerable en la sociedad belga. Las organizaciones juveniles y varios sindicatos han expresado su preocupación por la posible explotación de los jóvenes en una situación económica precaria. Argumentan que la oferta de un salario atractivo podría ser un incentivo engañoso para una generación que enfrenta desafíos significativos, como la desigualdad y la crisis climática. Estas organizaciones han formado una plataforma llamada ‘Servicio por la Paz’ para movilizarse en contra de esta medida, argumentando que la militarización de la juventud no es la solución a los problemas sociales actuales.
### Contexto del Servicio Militar en Europa
La reactivación del servicio militar voluntario en Bélgica se enmarca dentro de una tendencia más amplia en Europa, donde varios países han comenzado a reconsiderar sus políticas de defensa y reclutamiento. Actualmente, 16 países europeos, de los cuales 10 son miembros de la Unión Europea, han implementado o están en proceso de implementar algún tipo de servicio militar. Alemania, por ejemplo, ha decidido introducir un sistema de reclutamiento obligatorio por sorteo a partir de 2026, lo que refleja una creciente preocupación por la seguridad y la defensa en el continente.
La necesidad de personal militar en Bélgica se ha vuelto más apremiante debido a la modernización de las fuerzas armadas y la llegada de nuevo equipo. El ministro Francken ha subrayado que la falta de personal es un obstáculo para la efectividad de las operaciones militares y la defensa nacional. Con el inicio del servicio voluntario programado para septiembre de 2026, se espera que 500 jóvenes, tanto hombres como mujeres, se unan a las filas del ejército, con planes de aumentar esta cifra a 1.000 para 2027 y hasta un máximo de 7.000 en los años siguientes.
Los reclutas seleccionados no solo recibirán formación militar, sino que también se encargarán de tareas de vigilancia en las fuerzas navales, aéreas y terrestres. Este enfoque en la formación y el desarrollo de habilidades es parte de un esfuerzo más amplio para profesionalizar las fuerzas armadas y garantizar que estén preparadas para enfrentar los desafíos contemporáneos.
### Reacciones y Controversias
La respuesta a la iniciativa del Gobierno ha sido mixta. Mientras que algunos jóvenes ven el servicio militar como una oportunidad para adquirir habilidades valiosas y una fuente de ingresos, otros lo consideran una forma de explotación. Las organizaciones juveniles han señalado que la precariedad económica que enfrentan muchos jóvenes podría hacer que la oferta de un salario atractivo sea demasiado tentadora, lo que podría llevar a una normalización de la militarización en la sociedad.
Además, hay preocupaciones sobre cómo esta medida podría afectar la percepción de la militarización en la juventud. La plataforma ‘Servicio por la Paz’ ha comenzado a organizar movilizaciones y actividades para concienciar sobre los riesgos de aceptar un servicio militar como una solución a problemas económicos. Argumentan que la militarización no debería ser vista como un camino hacia la estabilidad, sino como un síntoma de una sociedad que no está abordando adecuadamente las necesidades de sus jóvenes.
El debate también se extiende a la política nacional, donde el Gobierno español ha declarado que no siente presión para reintroducir el servicio militar obligatorio. En su lugar, se ha comprometido a mantener un modelo profesional que garantice la preparación adecuada de las fuerzas armadas. Esta postura contrasta con la de Bélgica, donde la reactivación del servicio militar voluntario se presenta como una respuesta a la creciente necesidad de personal militar.
En resumen, la decisión de Bélgica de ofrecer un servicio militar voluntario a los jóvenes de 17 años es un reflejo de las cambiantes dinámicas de defensa en Europa. Mientras algunos ven esto como una oportunidad, otros advierten sobre los peligros de la militarización y la explotación de una generación vulnerable. A medida que el país se prepara para implementar este programa, las discusiones sobre su impacto en la sociedad y en la juventud belga continúan siendo un tema candente.
