La congestión aérea en Canarias ha alcanzado niveles preocupantes, especialmente tras el aumento del tráfico aéreo post-pandemia. En 2024, se registraron 413.315 vuelos en el espacio aéreo canario, lo que representa un incremento del 16% en comparación con el año 2019. Este aumento ha generado un impacto significativo en la puntualidad de los vuelos, que ha caído un 16% en los aeropuertos de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, y un 10% en Tenerife Norte. Ante esta situación, Aena ha implementado varias medidas para mitigar los retrasos y mejorar la experiencia de los pasajeros.
La primera de estas medidas ha sido la ampliación de los horarios de operación en varios aeropuertos del archipiélago. Desde el 1 de noviembre, Fuerteventura y La Palma han extendido su horario de 7 a 23 horas, mientras que Gran Canaria y Tenerife Sur ya operan las 24 horas. Aena también está en negociaciones para que Tenerife Norte amplíe su horario de 7 a 23 horas a un rango más amplio, de 6 de la mañana a 12 de la noche. Aunque la ampliación de horarios no es considerada la solución definitiva, sí ayuda a distribuir mejor el tráfico aéreo y a reducir el efecto dominó que los retrasos pueden causar en las conexiones interinsulares.
La congestión en los aeropuertos canarios se asemeja a un colapso en las carreteras. A medida que más aviones intentan aterrizar y despegar en un espacio limitado, los retrasos se multiplican. Un vuelo que sale con un retraso de 30 minutos puede causar un efecto en cascada, afectando a otros vuelos programados. Por ejemplo, si un avión que vuela de Gran Canaria a Lanzarote se retrasa, su llegada a Lanzarote también se verá afectada, lo que a su vez impactará en su siguiente vuelo a otra isla. Este fenómeno ha llevado a Aena a implementar regulaciones de tráfico, limitando el número de operaciones simultáneas y programando retrasos para manejar mejor la situación.
Además de la ampliación de horarios, Aena ha comenzado a aplicar cambios en las rutas de aproximación a los aeropuertos, lo que puede aumentar el tiempo de vuelo. Por ejemplo, un trayecto que normalmente dura 30 minutos puede extenderse a 40 minutos debido a estas nuevas regulaciones. Estas medidas son parte de un esfuerzo más amplio para regular el tráfico aéreo y mejorar la puntualidad en los aeropuertos canarios.
La aerolínea Binter, que opera principalmente en el archipiélago, ha sido una de las más afectadas por la congestión. Debido a su extensa red de vuelos interconectados, cualquier retraso en un vuelo puede repercutir en toda su programación. Para mitigar este problema, Binter ha ajustado su oferta de vuelos, especialmente en días de alta demanda como viernes y domingos, dejando espacios disponibles para recuperar la puntualidad en caso de retrasos. Aunque esto puede significar menos opciones para los pasajeros, la aerolínea considera que es un paso necesario para mejorar el servicio general.
La mejora en la puntualidad y la experiencia del pasajero también depende de otros factores, como la disponibilidad de personal en los aeropuertos. En lugares como Tenerife Sur, la falta de agentes para el control de pasajeros y la escasez de taxis en momentos críticos son problemas que también deben abordarse. La combinación de una mayor capacidad operativa y una mejor gestión del tráfico aéreo es esencial para garantizar que los pasajeros no solo lleguen a su destino, sino que lo hagan a tiempo.
A medida que el tráfico aéreo en Canarias sigue creciendo, es crucial que Aena y las aerolíneas continúen buscando soluciones innovadoras para manejar la congestión. La inversión en infraestructura, como la prevista en el proyecto Dora III, que contempla casi 1.000 millones de euros para mejorar los aeropuertos de Tenerife y Lanzarote, es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, la implementación de estas mejoras llevará tiempo, y mientras tanto, la colaboración entre Aena, las aerolíneas y las autoridades locales será fundamental para garantizar un servicio aéreo eficiente y satisfactorio para los pasajeros que eligen viajar a y desde las islas.