La muerte de Moisés Santana, un interno de 41 años en la prisión de Juan Grande, ha desatado una ola de indignación y un clamor por justicia por parte de su familia. Santana falleció el 9 de noviembre de 2023 debido a un infarto agudo de miocardio, un desenlace que podría haberse evitado si se le hubiera brindado la atención médica adecuada. Este caso ha puesto de relieve las deficiencias en el sistema de salud dentro de las instituciones penitenciarias y ha llevado a la familia a demandar responsabilidades legales contra el médico que lo atendió.
La tragedia comenzó días antes de su muerte, cuando Santana comenzó a experimentar intensos dolores en el pecho, desvanecimientos y una sensación de adormecimiento en sus extremidades. A pesar de sus quejas, el personal médico de la prisión desestimó sus síntomas, atribuyéndolos erróneamente a una contractura cervical. Esta falta de atención y diagnóstico adecuado resultó fatal, ya que Santana fue enviado a un régimen de aislamiento en lugar de recibir la atención médica necesaria.
### La Investigación y el Proceso Judicial
Tras la muerte de Santana, su familia inició una investigación que ha revelado una serie de negligencias por parte del personal médico de la prisión. El juez encargado del caso ha decidido procesar al médico identificado como J. J. C. O. por un presunto delito de homicidio por imprudencia grave. La acusación sostiene que el médico no solo falló en el diagnóstico, sino que también omitió realizar pruebas básicas que podrían haber salvado la vida de Santana.
La familia, representada por el abogado Tommaso Garzia, ha presentado un escrito de acusación en el que solicitan una pena de cuatro años de prisión para el médico y su inhabilitación para ejercer la medicina durante seis años. Además, exigen una indemnización de casi un millón de euros por los daños sufridos, así como la responsabilidad civil subsidiaria de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
Los detalles del caso son alarmantes. Santana había acudido a la enfermería en varias ocasiones, donde se le administró paracetamol sin que se le realizara un examen exhaustivo. En su última visita a la enfermería, un electrocardiograma mostró signos de isquemia miocárdica, pero el médico desestimó la gravedad de la situación y decidió devolverlo a su módulo sin tratamiento. Apenas una hora después, Santana fue encontrado semiinconsciente y, a pesar de sus evidentes síntomas de emergencia médica, no recibió la atención adecuada.
### La Falta de Atención Médica en Prisiones
Este caso no es un hecho aislado, sino que pone de manifiesto un problema más amplio en el sistema penitenciario. La atención médica en las prisiones ha sido objeto de críticas durante años, con informes que indican que muchos internos no reciben la atención que necesitan. La falta de recursos, la escasez de personal médico y la cultura de desconfianza hacia los internos son factores que contribuyen a esta situación.
La acusación sostiene que el médico actuó de manera negligente al no seguir los protocolos establecidos para el tratamiento de pacientes con síntomas de síndrome coronario agudo. Las guías clínicas internacionales son claras en cuanto a la necesidad de realizar un diagnóstico exhaustivo y de actuar con rapidez en estos casos. Sin embargo, en este caso, el médico no solo falló en su deber, sino que también tomó decisiones que pusieron en riesgo la vida de Santana.
La familia de Santana ha expresado su desesperación y dolor ante la pérdida de un ser querido que podría haber sido salvado con una atención médica adecuada. La situación ha generado un debate sobre la calidad de la atención médica en las prisiones y la necesidad de reformas en el sistema de salud penitenciario. La muerte de Santana no debe ser solo un caso más, sino un llamado a la acción para garantizar que todos los internos reciban la atención médica que necesitan y merecen.
La lucha de la familia de Moisés Santana por justicia es un recordatorio de que la vida de cada persona, independientemente de su situación legal, tiene un valor intrínseco. La búsqueda de respuestas y la rendición de cuentas son fundamentales para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro. La atención médica en las prisiones debe ser una prioridad, y es imperativo que se tomen medidas para garantizar que todos los internos tengan acceso a la atención que necesitan para preservar su salud y bienestar.