La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se encuentra en un momento crucial en su historia, ya que busca alcanzar un nuevo objetivo de gasto en defensa del 5% del PIB para todos sus miembros. Sin embargo, la realidad es que muchos países, incluyendo a Estados Unidos, aún están lejos de cumplir con esta meta. La disparidad en las contribuciones de los países miembros ha generado tensiones y debates sobre la seguridad colectiva y la responsabilidad compartida en el contexto de la creciente amenaza rusa.
**Diferencias en el Gasto Militar entre los Miembros de la OTAN**
En la actualidad, España se sitúa en la parte inferior de la lista de contribuciones, destinando solo un 1,7% de su presupuesto estatal a defensa. Esta cifra contrasta notablemente con la de Polonia, que ha aumentado su gasto militar a un 4,7% y planea alcanzar el 5% en 2026. La situación es aún más compleja cuando se considera que Estados Unidos, a pesar de ser el país que más invierte en defensa, solo alcanza un 3,4%. Esta disparidad en el gasto refleja las diferentes percepciones de amenaza entre los países de la OTAN, especialmente entre aquellos que comparten fronteras con Rusia y los que están más al oeste de Europa.
La reciente cumbre de la OTAN en La Haya ha puesto de manifiesto estas diferencias. Mientras que algunos países del este de Europa, como Polonia y las repúblicas bálticas, están acelerando sus inversiones en defensa debido a la invasión rusa de Ucrania, otros, como España e Italia, se encuentran rezagados. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha expresado su preocupación por la falta de compromiso de algunos aliados, sugiriendo que aquellos que no contribuyan adecuadamente podrían no recibir la misma protección de Washington.
**La Respuesta de Europa ante la Amenaza Rusa**
La invasión de Ucrania ha cambiado drásticamente la percepción de seguridad en Europa. Según un estudio del European Council on Foreign Relations (ECFR), el 50% de la población en 12 países europeos apoya un aumento en el gasto militar, y el 59% estaría a favor de continuar enviando ayuda a Ucrania, incluso si Estados Unidos decide retirarse. Este cambio en la mentalidad ha llevado a varios países a reevaluar sus políticas de defensa y a aumentar sus presupuestos militares.
Polonia ha sido un líder en este rearme, realizando importantes adquisiciones de material militar estadounidense y surcoreano. Además, ha solicitado a la Comisión Europea que redirija 6.900 millones de dólares de fondos verdes hacia su defensa. Este enfoque proactivo ha convertido a Varsovia en un modelo a seguir dentro de la OTAN, inspirando a otros países, especialmente a los que fueron parte de la antigua Unión Soviética, como Estonia, Letonia y Lituania, que ya invierten más del 3% de su PIB en defensa y planean alcanzar el 5% en el corto plazo.
Por otro lado, España, que actualmente destina solo un 1,3% de su PIB a defensa, enfrenta críticas por su falta de compromiso. El presidente Pedro Sánchez ha prometido alcanzar el 2% este año mediante un plan de modernización de 11.000 millones de euros, pero ha solicitado una exención formal del nuevo objetivo del 5%, lo que ha sido rechazado por el secretario general de la OTAN. Italia, con un 1,5%, también se encuentra en una situación similar, intentando incluir infraestructuras civiles en su cálculo militar para justificar su bajo gasto.
La situación de Canadá es igualmente preocupante, con un gasto del 1,37% a pesar de las promesas de su primer ministro de alcanzar el 2% en el presente ejercicio fiscal. Este contexto plantea interrogantes sobre la voluntad de los países de la OTAN para asumir su parte de responsabilidad en la defensa colectiva, especialmente en un momento en que la seguridad en Europa se ha vuelto más precaria.
Mientras tanto, países como el Reino Unido y Alemania han superado el umbral del 2% y se han comprometido a incrementar sus presupuestos de defensa en el futuro. El Reino Unido tiene como objetivo alcanzar el 5% para 2035, mientras que Alemania planea llegar al 3,5% en 2029. Francia, aunque actualmente se sitúa en un 2%, también ha incrementado su inversión en defensa, aunque enfrenta desafíos debido a su elevada deuda pública.
La creciente preocupación por la seguridad en Europa, exacerbada por los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo, ha llevado a un consenso general sobre la necesidad de aumentar el gasto militar. Sin embargo, la cuestión que queda por resolver es cómo y con qué rapidez los países de la OTAN podrán cumplir con estos objetivos ambiciosos, en un contexto de desigualdades marcadas en sus contribuciones.