En Canarias, la situación laboral de los mayores de 50 años se ha convertido en un tema de creciente preocupación. Actualmente, un total de 34.115 personas en esta franja de edad reciben subsidios por desempleo, lo que representa un aumento del 25% en comparación con 2019. Este grupo etario, que representa el 70,8% de los perceptores de subsidios en la región, enfrenta barreras significativas para acceder al mercado laboral, lo que los lleva a depender de estas ayudas hasta alcanzar la jubilación.
La dificultad para encontrar empleo no se debe únicamente al envejecimiento de la población, sino también a un conjunto de factores que limitan las oportunidades laborales para los séniores. A pesar de que el mercado laboral en general ha mostrado signos de crecimiento, muchos mayores de 50 años se sienten desconectados de las oportunidades que ofrece. Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, señala que «un mercado laboral en récord de envejecimiento no puede permitirse prescindir del talento sénior». Esta afirmación resalta la importancia de integrar a los profesionales mayores en el entorno laboral, ya que su experiencia y habilidades son cruciales para enfrentar los retos demográficos y económicos actuales.
### Barreras al Empleo para los Séniores
El aumento en el número de subsidios por desempleo entre los mayores de 50 años plantea una serie de interrogantes sobre la sostenibilidad de estas ayudas. Aunque el subsidio es una medida de protección necesaria, puede convertirse en un incentivo que lleve a los profesionales séniores a optar por permanecer en esta situación hasta la jubilación. Esto es especialmente cierto en el caso del subsidio para mayores de 52 años, que incluye una sobrecotización del 125% de la base mínima, lo que puede resultar atractivo para aquellos que se encuentran en una situación laboral incierta.
La Fundación Adecco ha publicado su 17º informe #TuEdadEsUnTesoro, que revela que, a nivel nacional, hay 545.143 beneficiarios séniores de subsidios por desempleo. Canarias ocupa el quinto lugar entre las comunidades autónomas en cuanto a la proporción de perceptores de subsidios mayores de 50 años, lo que indica que la problemática es un fenómeno extendido en el país. La encuesta realizada a 450 profesionales en búsqueda activa de empleo muestra que el 75% de ellos se encuentra en paro de larga duración, es decir, llevan más de un año sin trabajo.
Este panorama no solo afecta a la economía, sino que también tiene un impacto emocional significativo en los individuos. El desempleo prolongado puede erosionar la identidad, autoestima y sentido de propósito de las personas mayores. Para muchos, la pérdida de trabajo genera sentimientos de inutilidad, aislamiento e incluso culpa, en una etapa de la vida donde aún tienen mucho que ofrecer. Begoña Bravo, directora de Inclusión de Adecco, destaca la importancia de comprender cómo viven estas personas y qué apoyos serían necesarios para que puedan mirar al futuro con esperanza.
### La Necesidad de Políticas Activas de Empleo
Ante esta situación, es fundamental implementar políticas activas de empleo que promuevan la recualificación del talento sénior. La creación de programas específicos que faciliten la incorporación de estos profesionales a sectores emergentes puede ser una solución viable. La formación continua y el acceso a nuevas tecnologías son aspectos clave que deben ser considerados para ayudar a los mayores de 50 años a adaptarse a un mercado laboral en constante evolución.
Además, es esencial garantizar que los subsidios por desempleo tengan un carácter transitorio y no se conviertan en una solución permanente. La Fundación Adecco aboga por un enfoque que permita a los mayores de 50 años reinsertarse en el mercado laboral, aprovechando su experiencia y habilidades. Esto no solo beneficiaría a los individuos, sino que también contribuiría a la competitividad empresarial y al desarrollo económico de la región.
En resumen, la situación laboral de los mayores de 50 años en Canarias es un reflejo de un problema más amplio que afecta a la sociedad en su conjunto. La integración de este grupo etario en el mercado laboral no solo es una cuestión de justicia social, sino también una necesidad económica. Con el enfoque adecuado, es posible transformar esta realidad y aprovechar el valioso capital humano que representan los profesionales séniores.