En el ámbito político, el término «fontanero» ha sido utilizado de manera despectiva, lo que ha llevado a la Asociación Empresarial de Aguas, Gas, Térmicas y Fluidos de Santa Cruz de Tenerife (Apigaste) a alzar la voz en defensa de esta profesión. Esta situación ha generado un debate sobre el respeto y la dignidad que merecen los profesionales que se dedican a garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento, funciones esenciales para la salud pública y el bienestar de la sociedad.
La utilización del término «fontanero» como sinónimo de prácticas corruptas o poco éticas en el ámbito político ha sido condenada no solo por Apigaste, sino también por la Confederación Nacional de Asociaciones de Instaladores (Conaif). Pedro Armas, presidente de Apigaste, ha expresado su preocupación por cómo este uso coloquial afecta la autoestima de los profesionales del sector y la imagen de las pequeñas empresas que operan con rigor y profesionalidad. En un comunicado oficial, Armas afirmó: «Es inadmisible que se intente asociar nuestro trabajo con la corrupción o el juego sucio».
### La Importancia del Trabajo de los Fontaneros
Los fontaneros desempeñan un papel crucial en la vida cotidiana de las personas. Su labor va más allá de reparar tuberías; son técnicos cualificados que aseguran el funcionamiento adecuado de hogares, hospitales e industrias. Sin su trabajo, el acceso al agua potable y el saneamiento se verían comprometidos, lo que podría tener graves consecuencias para la salud pública. La labor de estos profesionales es, por tanto, insustituible y esencial para el bienestar de la comunidad.
La defensa del oficio de fontanero no solo se centra en la dignidad de los trabajadores, sino también en la necesidad de reconocer la importancia de su labor en la sociedad. Armas ha subrayado que la banalización de su oficio, al asociarlo con prácticas dudosas, no solo es injusta, sino que también puede tener repercusiones negativas en la percepción pública del sector. «No permitiremos que se menosprecie ni se banalice nuestro oficio con comparaciones impropias», concluyó el presidente de Apigaste, enfatizando la necesidad de un cambio en la narrativa que rodea a esta profesión.
### Un Llamado a la Responsabilidad Mediática
La petición de Apigaste y Conaif a los medios de comunicación para que eviten el uso de expresiones peyorativas es un paso importante hacia la construcción de una imagen más positiva y respetuosa del sector. La forma en que se presenta a los fontaneros en los medios puede influir en la percepción pública y, por ende, en la autoestima de los profesionales. La colaboración entre los medios y las asociaciones del sector es fundamental para fomentar una información más rigurosa y veraz sobre el papel de los fontaneros en la vida cotidiana.
Además, es esencial que la sociedad reconozca la importancia de los fontaneros y otros profesionales técnicos que, a menudo, trabajan en la sombra, pero cuya labor es vital para el funcionamiento de la comunidad. La dignidad de un oficio no debería estar sujeta a la interpretación política o a la utilización de términos despectivos. En este sentido, el respeto hacia los fontaneros debe ser una prioridad, no solo en el ámbito político, sino también en la vida diaria de las personas.
La defensa de la dignidad de los fontaneros es un llamado a la reflexión sobre cómo se perciben y valoran las profesiones técnicas en la sociedad. La lucha por el respeto y la dignidad de estos profesionales es una lucha por el reconocimiento de su labor y su contribución al bienestar de la comunidad. En un mundo donde la corrupción y las prácticas poco éticas son temas recurrentes, es fundamental separar el trabajo honesto y profesional de las malas prácticas que, lamentablemente, pueden existir en cualquier sector.
La voz de Apigaste y Conaif es un recordatorio de que todos los oficios merecen respeto y reconocimiento. La próxima vez que se escuche el término «fontanero», debería evocar no solo la imagen de un profesional que repara tuberías, sino también la de un técnico cualificado que desempeña un papel esencial en la sociedad. La dignidad de los fontaneros y de todos los profesionales técnicos debe ser defendida y valorada, no solo en el discurso político, sino en la vida cotidiana de cada uno de nosotros.