La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se prepara para una reunión crucial en Pedralbes, donde la tensión con el Gobierno central ha alcanzado niveles significativos. La convocatoria de la Conferencia de Presidentes para el 6 de junio ha sido recibida con desconfianza por parte del equipo de Ayuso, que ha criticado abiertamente la falta de comunicación por parte del presidente Pedro Sánchez. Miguel Ángel García Martín, portavoz del Gobierno regional, ha calificado la situación de «deslealtad institucional», acusando al Ejecutivo de no informarles adecuadamente y de hacerlos enterarse de los detalles a través de los medios de comunicación.
Desde el anuncio de la conferencia, el tono de las declaraciones ha sido cada vez más confrontativo. La reciente reunión del comité preparatorio no logró establecer un orden del día, lo que ha llevado a García Martín a advertir que la conferencia podría convertirse en un «monólogo» de Sánchez, quien, según él, solo busca una foto para su imagen pública. La Comunidad de Madrid ha dejado claro que su asistencia a la conferencia dependerá de la aprobación de un orden del día que contemple sus demandas, lo que ha añadido más presión a la situación.
La postura de la Comunidad de Madrid se ha caracterizado por un enfoque combativo en temas como la financiación autonómica y la gestión de la inmigración. En cuanto a la financiación, Madrid se considera históricamente infrafinanciada y ha solicitado una revisión del modelo actual, argumentando que no se han recibido hasta 5.000 millones de euros del Fondo de Competitividad. Además, critican el aumento de competencias que deben asumir sin la financiación adecuada por parte del Estado, citando específicamente las ayudas a la dependencia, donde el Gobierno central solo aporta el 30% de los costos, a pesar de que se acordó un reparto equitativo.
Otro punto de fricción es la condonación de deuda autonómica, un tema que ha generado un fuerte rechazo en Madrid. La presidenta Ayuso y su equipo argumentan que esta medida beneficia a comunidades que han sido irresponsables en su gestión financiera, y que su implementación resultará en un costo adicional para los madrileños. La Comunidad de Madrid ha sido clara en su oposición a cualquier medida que considere injusta o perjudicial para sus ciudadanos.
La inmigración es otro tema candente en la agenda de Ayuso. La presidenta ha exigido un plan del Gobierno para abordar lo que califica como «caos migratorio», aunque no ha especificado qué medidas deberían incluirse. Madrid ha recurrido ante el Tribunal Constitucional los criterios de reparto de menores migrantes no acompañados, y ha insistido en que la gestión de fronteras debe ser una competencia exclusiva del Estado, en oposición a los acuerdos que permiten a Cataluña gestionar estas competencias.
La vivienda también ha sido un tema recurrente en la agenda de la Comunidad de Madrid. Ayuso ha intensificado sus esfuerzos para abordar la okupación ilegal, organizando jornadas de sensibilización y firmando convenios para ofrecer asesoramiento legal a propietarios afectados. La presidenta ha solicitado un endurecimiento del Código Penal y reformas legales que faciliten los procesos de desalojo, argumentando que la situación actual es insostenible para los propietarios de viviendas.
En medio de esta atmósfera de confrontación, el Gobierno central ha incluido la vivienda como uno de los temas a tratar en la conferencia. Las comunidades gobernadas por el Partido Popular han exigido que se aborde la okupación ilegal, un asunto que Ayuso ha llevado a la primera línea de su agenda política. La presidenta ha señalado que hay alrededor de 9.000 viviendas okupadas en la región, lo que ha llevado a su gobierno a actuar con mayor determinación en este ámbito.
El portavoz del Gobierno de Ayuso ha mostrado escepticismo respecto a la efectividad de la conferencia, recordando que en la última reunión celebrada en Santander no se lograron conclusiones significativas. Sin embargo, ha señalado que es crucial abordar temas como la justicia y la seguridad energética, que son de particular interés para la presidenta. Ayuso ha criticado la gestión energética del Gobierno, sugiriendo que España se dirige hacia un modelo insostenible y ha pedido la paralización del cierre de centrales nucleares.
La situación en la Comunidad de Madrid es un reflejo de la polarización política que se vive en el país. La confrontación entre Ayuso y Sánchez no solo se limita a la gestión de la pandemia o la economía, sino que abarca una amplia gama de temas que afectan directamente a los ciudadanos. A medida que se acerca la Conferencia de Presidentes, la presión sobre ambos líderes aumenta, y las expectativas de un diálogo constructivo parecen desvanecerse. La próxima reunión en Pedralbes será un punto de inflexión que podría definir la relación entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno central en los próximos meses.