La Unión Europea (UE) se encuentra en un momento crucial de su historia, donde las aspiraciones de convertirse en un actor geopolítico significativo chocan con la realidad de su influencia limitada en conflictos globales. Desde la crisis de Ucrania hasta la situación en Gaza, la UE se enfrenta a desafíos que ponen a prueba su cohesión y su capacidad para actuar de manera efectiva en el escenario internacional.
La frase «Europa es un gigante económico, un enano político y un gusano militar» pronunciada por el exministro de Exteriores belga Mark Eyskens en 1991 resuena con fuerza en la actualidad. A medida que el mundo se vuelve más inestable, la necesidad de que la UE asuma un papel más activo en la política global se vuelve cada vez más urgente. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha abogado por una «Europa geopolítica» desde 2019, enfatizando la importancia de que la UE no solo hable de valores, sino que también actúe con poder y determinación.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por aumentar el gasto militar y fortalecer la defensa europea, la UE sigue siendo un actor secundario en las negociaciones más críticas del momento. La reciente cumbre sobre el futuro de Ucrania en Turquía, de la cual la UE no fue invitada, es un claro ejemplo de esta marginalización. La división interna sobre cómo abordar la crisis de Ucrania y la falta de una postura unificada sobre Oriente Medio han dejado a la UE en una posición vulnerable.
### La Respuesta de Europa a la Crisis de Ucrania
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos marcó un punto de inflexión para la política exterior europea. La incertidumbre en Washington impulsó a la UE a buscar una mayor independencia en cuestiones de defensa y seguridad. Sin embargo, a pesar de un aumento en el gasto militar y un renovado enfoque en la industria armamentística, la UE ha tenido dificultades para encontrar su lugar en las negociaciones de paz en Ucrania.
Las conversaciones para un alto el fuego en Ucrania parecen estar dominadas por Estados Unidos, con la UE relegada a un papel secundario. A pesar de los esfuerzos diplomáticos de países como Francia y Reino Unido, la falta de una estrategia clara y consensuada ha limitado la capacidad de la UE para influir en el resultado del conflicto. La situación se complica aún más por la creciente polarización interna sobre cómo abordar la crisis, lo que ha llevado a una inacción que podría costarle a la UE en términos de prestigio y credibilidad.
La investigadora Carme Colomina señala que la UE está en un proceso de refundación de su política exterior, pero carece de una visión clara sobre su identidad y objetivos. Los valores europeos, el multilateralismo y la relación transatlántica, que han sido pilares de la política exterior de la UE, están siendo cuestionados. Esta falta de claridad se traduce en una incapacidad para actuar de manera decisiva en momentos críticos.
### La Inacción en Gaza y sus Consecuencias
Mientras la UE lucha por encontrar su voz en la crisis de Ucrania, su respuesta a la situación en Gaza ha sido aún más decepcionante. A pesar de la devastación en la Franja de Gaza y el sufrimiento de la población civil, la UE ha optado por una postura de silencio y pasividad. Ursula von der Leyen ha sido criticada por su falta de acción y por no condenar de manera contundente las acciones de Israel, que han llevado a una crisis humanitaria sin precedentes.
La falta de respuesta de la UE contrasta con su postura activa en el conflicto ucraniano, donde ha impuesto sanciones y ofrecido apoyo militar. Esta doble moral ha llevado a una pérdida de credibilidad en el ámbito internacional y ha generado críticas tanto dentro como fuera de Europa. Vicente Palacio, director de Política Exterior de Fundación Alternativas, destaca que la inacción de la UE en Gaza ha socavado su prestigio y ha dejado a Europa en una posición de ridículo en el escenario global.
A medida que la crisis humanitaria en Gaza se agrava, con miles de muertos y un cerco total que impide la entrada de ayuda, la UE se enfrenta a un dilema moral. La presión para actuar y utilizar su influencia económica y política para presionar a Israel está aumentando, pero la falta de consenso interno sobre cómo proceder sigue siendo un obstáculo significativo.
La situación en Gaza es un recordatorio de que la UE no puede permitirse ser un espectador en los conflictos globales. La necesidad de una política exterior coherente y efectiva es más urgente que nunca. La capacidad de la UE para actuar de manera decisiva en crisis como la de Gaza y Ucrania determinará su futuro como actor global y su relevancia en un mundo cada vez más multipolar.