El funeral de un Papa es un evento que trasciende lo religioso, convirtiéndose en un espectáculo de solemnidad y rituales que atrae la atención de millones de personas alrededor del mundo. En el caso del reciente fallecimiento del Papa Francisco, el acto del cierre del ataúd ha suscitado una controversia significativa debido a la inclusión del cardenal Roger Mahony, arzobispo emérito de Los Ángeles, en el grupo selecto que participará en este momento crucial. Mahony, quien ha sido acusado de encubrir múltiples casos de pederastia dentro de la Iglesia, ha generado un debate sobre la idoneidad de su presencia en un evento tan significativo.
La ceremonia, que se llevará a cabo en la Basílica de San Pedro, contará con la participación de nueve cardenales y un grupo reducido de obispos y sacerdotes. A pesar de que Mahony no podrá votar en el cónclave para elegir al sucesor de Francisco debido a su edad, su inclusión en el rito del cierre del ataúd ha sido objeto de críticas. En el pasado, ya se había solicitado que no participara en eventos de esta magnitud, pero la decisión de incluirlo nuevamente ha reavivado el debate sobre su legado y la gestión de los casos de abuso sexual durante su mandato.
La carrera de Roger Mahony es un ejemplo de cómo la admiración y el escándalo pueden coexistir en la vida de un líder religioso. Nacido en 1936 en Hollywood, California, Mahony fue ordenado sacerdote en 1962 y rápidamente ascendió en las filas de la Iglesia. Su activismo en favor de los inmigrantes latinos y los derechos de los trabajadores agrícolas le valió el reconocimiento en círculos progresistas. Sin embargo, su legado se ha visto empañado por las revelaciones sobre su manejo de los casos de abuso sexual que estallaron durante su tiempo como arzobispo de Los Ángeles.
Durante su mandato, Mahony fue criticado por no tomar medidas adecuadas contra los sacerdotes acusados de abuso. En 2013, se hicieron públicos documentos internos que revelaban que él y su vicario habían permitido que sacerdotes acusados permanecieran en sus puestos, sin cooperar con las autoridades. A pesar de sus disculpas públicas, la sombra de estos escándalos persiste, planteando preguntas sobre la moralidad de su participación en el funeral del Papa Francisco.
La ceremonia del cierre del ataúd es uno de los momentos más destacados del funeral papal. Antes de sellar el féretro, se leerá un acta que resume la vida y las obras del difunto, la cual será firmada por los miembros del grupo selecto y colocada en un tubo de metal dentro del ataúd. Este ritual, que simboliza el respeto y la memoria, se ve ahora ensombrecido por la controversia en torno a la figura de Mahony. La decisión de incluirlo en este acto ha sido vista por muchos como una falta de sensibilidad hacia las víctimas de abuso y sus familias.
Además de Mahony, otros cardenales de renombre también participarán en el rito, como Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, y Pietro Parolin, actual secretario de Estado de la Santa Sede. La presencia de estos líderes eclesiásticos, junto con la controversia en torno a Mahony, ha llevado a un debate más amplio sobre la responsabilidad de la Iglesia en la gestión de los casos de abuso y la necesidad de una mayor transparencia.
La situación se complica aún más al considerar el contexto en el que se lleva a cabo el funeral. La Iglesia Católica ha estado bajo un intenso escrutinio en los últimos años debido a los escándalos de abuso sexual que han salido a la luz en diversas partes del mundo. La inclusión de un cardenal con un historial tan controvertido en un evento tan significativo puede ser vista como un intento de la Iglesia de reconciliarse con su pasado, pero también puede interpretarse como una falta de compromiso real con la justicia y la reparación para las víctimas.
En este contexto, la figura de Roger Mahony se convierte en un símbolo de las luchas internas de la Iglesia Católica. Su legado es un recordatorio de que, a pesar de los esfuerzos por avanzar y sanar, las heridas del pasado aún están presentes y continúan afectando a la comunidad católica en su conjunto. La controversia en torno a su participación en el funeral del Papa Francisco es un reflejo de la necesidad de una reflexión más profunda sobre cómo la Iglesia aborda el tema del abuso y la responsabilidad de sus líderes.
El funeral del Papa Francisco no solo es un evento de despedida, sino también una oportunidad para que la Iglesia se enfrente a sus propios desafíos y busque un camino hacia la sanación. La inclusión de figuras como Roger Mahony en ceremonias tan significativas plantea preguntas difíciles sobre la moralidad, la justicia y la responsabilidad dentro de la Iglesia, y es un recordatorio de que el camino hacia la reconciliación es largo y complicado.