La situación de los menores migrantes no acompañados en Canarias ha cobrado una relevancia significativa en los últimos meses, especialmente en el contexto de la crisis migratoria que afecta a diversas regiones del mundo. Recientemente, el Ministerio de Migraciones ha solicitado al Gobierno de Canarias la autorización para asumir la custodia de 115 menores asilados, un paso crucial para su integración en el Sistema de Acogida de Protección Internacional (SAPI). Este artículo explora las implicaciones de esta solicitud y el contexto en el que se desarrolla.
**La Solicitud de Traslado y su Contexto**
El Ministerio de Migraciones ha enviado cuatro oficios al Gobierno canario, solicitando la custodia de 115 menores migrantes con derecho a asilo. Este proceso es esencial para que el Estado pueda trasladar a estos menores a otras comunidades autónomas, donde se espera que reciban la atención y el apoyo necesarios. De estos 115 menores, se prevé que medio centenar sea trasladado al recurso transitorio del Canarias 50, ubicado en el barrio de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria, mientras que otros 50 llegarán el día siguiente. Además, se reubicarán 15 menores a diferentes recursos en la península, aunque la localización exacta se mantiene en reserva para proteger la identidad de los menores.
La situación se complica aún más debido a la falta de notificación del último auto del Tribunal Supremo, que otorga un plazo de 15 días al Estado para asumir la guarda de todos los menores identificados como refugiados. Este auto es un recordatorio de la responsabilidad del Estado en la protección de los derechos de los menores, quienes a menudo se encuentran en situaciones vulnerables y desprotegidas. A pesar de la presión, el Ministerio de Migraciones ha afirmado que está preparado para asumir a los 569 menores identificados como asilados, aunque se han creado 612 plazas para su acogida.
**El Proceso de Acogida y sus Desafíos**
El proceso de acogida de menores migrantes en Canarias ha sido objeto de críticas y controversias. Desde que comenzó la crisis migratoria, el Gobierno de Canarias ha trabajado en colaboración con el Ministerio de Migraciones para garantizar la protección y el bienestar de estos menores. Sin embargo, la falta de coordinación y la burocracia han generado tensiones entre ambas administraciones. La consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado, ha expresado su preocupación por el “baile de cifras” que se produce entre las dos entidades, lo que dificulta la planificación y la gestión de recursos.
Hasta la fecha, Migraciones ha logrado trasladar a 350 menores de los centros gestionados por Canarias, y con la incorporación de los 115 nuevos menores, se espera que la cifra aumente. Sin embargo, la premura con la que se notifican las salidas de los centros ha sido criticada por algunos sectores, quienes argumentan que los menores merecen un proceso más humano y considerado. La falta de tiempo para adaptarse a los cambios puede generar ansiedad y desconfianza en los menores, quienes ya han pasado por experiencias traumáticas en sus países de origen y durante su viaje hacia Europa.
El contexto de la crisis migratoria en Canarias es complejo. La llegada de menores no acompañados ha aumentado considerablemente en los últimos años, lo que ha puesto a prueba la capacidad del sistema de acogida. Muchos de estos menores provienen de países en conflicto o de situaciones de extrema pobreza, y su llegada a Canarias representa una oportunidad para que puedan reconstruir sus vidas en un entorno seguro. Sin embargo, la presión sobre los recursos disponibles y la necesidad de una respuesta rápida y efectiva por parte de las autoridades son desafíos que deben abordarse con urgencia.
La colaboración entre el Gobierno de Canarias y el Ministerio de Migraciones es fundamental para garantizar que estos menores reciban la atención y el apoyo que necesitan. Esto incluye no solo la provisión de alojamiento y alimentación, sino también acceso a educación, atención médica y apoyo psicológico. La integración de estos menores en la sociedad canaria es un proceso que requiere tiempo, recursos y un enfoque centrado en el bienestar de los niños.
A medida que el Estado avanza en su compromiso de asumir la custodia de los menores migrantes, es crucial que se establezcan mecanismos de coordinación más efectivos entre las diferentes administraciones. La protección de los derechos de los menores debe ser la prioridad, y esto implica no solo cumplir con los requisitos legales, sino también garantizar que se respeten sus necesidades emocionales y psicológicas. La situación de los menores migrantes en Canarias es un reflejo de los desafíos más amplios que enfrenta Europa en su respuesta a la migración, y es un recordatorio de la importancia de abordar estas cuestiones con humanidad y compasión.
