El 30 de abril de 2025 se conmemora el 80 aniversario del suicidio de Adolf Hitler y Eva Braun en su búnker en Berlín. Este trágico evento marcó el final de un régimen que, durante su existencia, causó la muerte de aproximadamente 60 millones de personas, de las cuales 27 millones eran soviéticos. Sin embargo, la muerte del dictador no significó el fin inmediato del sufrimiento para la población civil de Berlín, que continuó soportando el asedio y la devastación hasta la rendición del Tercer Reich el 8 de mayo de 1945. La orden de Hitler de luchar «hasta la última gota de sangre» se convirtió en una cruel realidad para muchos, mientras el Ejército Rojo avanzaba hacia la capital alemana.
La memoria del Holocausto debería servir como un recordatorio constante de los horrores del pasado, sustentando el lema ‘nie wieder’ (‘nunca más’) que ha resonado en la conciencia alemana desde la guerra. Sin embargo, en la actualidad, se observa un preocupante resurgimiento de la ultraderecha y otras ideologías totalitarias que buscan relativizar, blanquear o incluso negar los crímenes del nazismo. Este fenómeno se hace evidente en la retórica de ciertos políticos y grupos que intentan reescribir la historia, desdibujando la realidad de los hechos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial.
### La Última Resistencia de un Régimen Derrotado
El 30 de abril de 1945, mientras el Ejército Rojo se acercaba a su búnker, Hitler y Eva Braun se refugiaron en sus habitaciones privadas tras un último almuerzo. En ese momento, la Wehrmacht ya había sido derrotada, y la desesperación del Führer se hizo palpable. A pesar de la inminente derrota, Hitler continuó instando a su pueblo a resistir, aferrándose a la idea de una «victoria final» contra lo que él consideraba una conspiración internacional judía. Esta ideología, que había alimentado su régimen, se tradujo en una brutalidad sin precedentes que dejó cicatrices profundas en la historia de la humanidad.
La población de Berlín vivió esos últimos días bajo un constante bombardeo aliado, mientras las SS continuaban su cacería de aquellos que intentaban rendirse. Johannes Tuchel, director del Monumento a la Resistencia contra el Nacionalsocialismo, recuerda que hubo numerosos intentos de rendición en los últimos días de la guerra, pero la respuesta del régimen fue siempre la misma: la ejecución de quienes se atrevían a mostrar signos de debilidad. Esta resistencia desesperada y la brutalidad del régimen nazi son testimonio de la locura que había consumido a Alemania.
A medida que las tropas soviéticas se acercaban, Hitler tomó la decisión de acabar con su vida. Se encontró muerto en su sillón, habiéndose disparado en la boca. Las órdenes de incinerar su cuerpo fueron cumplidas de manera apresurada, pero no sin dejar rastros que serían objeto de especulación durante décadas. A pesar de la evidencia de su muerte, surgieron teorías conspirativas que afirmaban que Hitler había escapado a América Latina, un mito que persiste en algunos círculos hasta el día de hoy.
### La Resurrección del Revisionismo Histórico
A lo largo de los años, el revisionismo histórico ha cobrado fuerza, especialmente en el contexto de la política contemporánea. En Alemania, la negación del Holocausto es un delito, pero la tergiversación de la historia parece ser más aceptable. La líder de la Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, ha afirmado sin rubor que Hitler «fue un comunista», a pesar de que el régimen nazi persiguió y exterminó a comunistas. Este tipo de afirmaciones no solo distorsionan la realidad histórica, sino que también alimentan un clima de desinformación que puede tener consecuencias peligrosas.
El politólogo Hajo Funke advierte sobre el auge de la ultraderecha y su capacidad para reescribir la historia. La instrumentalización del pasado por parte de figuras políticas contemporáneas, como el primer ministro húngaro Viktor Orbán, que se presenta como protector de los judíos mientras ignora las órdenes de detención internacionales, es un claro ejemplo de cómo se manipula la narrativa histórica para fines políticos. La negación y el revisionismo del Holocausto se han convertido en herramientas para deslegitimar a los adversarios políticos y promover agendas extremistas.
A medida que se acerca el 8 de mayo, fecha que Alemania conmemora como el Día de la Liberación, se hace evidente que el país enfrenta un desafío constante: combatir el revisionismo y la negación del Holocausto mientras se honra la memoria de las víctimas. La ausencia de representantes de Rusia y Bielorrusia en las ceremonias de este año subraya la tensión actual en torno a la interpretación de la historia y el papel de cada nación en ella. La lucha por mantener viva la memoria del pasado y evitar que se repita es más relevante que nunca en un mundo donde las ideologías extremistas resurgen con fuerza.